Jerry’s Jungle Huts y Dharamsala

Jerry’s Jungle Huts y Dharamsala

Ya era hora, por fin vuelvo a escribir aunque sean las cuatro líneas de siempre. Gracias Good Google por quitarme de tu Blacklist!!

Pues desde el paseo en moto por Rajastan, han pasado un montón de cosas. Mis primeros y últimos¿? viajeros de la temporada con Chalo Spain, la escapada a las playas de Pondicherry, el memorable paseo en elefante con los niños de un amigo, un fantástico verano en el chirin de playa de San Juan…

Y a la vuelta en indianapolis un «sin vivir» de cosas, clientes españoles de vacaciones, el monzón casi hasta el cuello, el viaje al Taj Mahal por primera vez desde que estamos aquí, otra vez mucho calor húmedo y «six», una Royal Enfield Bullet 500cc. Una bala con la que estoy explorando de nuevo todas mis fronteras en Delhi de manera diferente y con más autonomía.


Este fin de semana hemos estado en Palampur, un pueblo de Himachal Pradesh, muy cerca de Dharamsala, donde vive exiliado el Dalai Lama. Decidimos ir a última hora después de valorar otras opciones. Dudamos por las lluvias del monzón en la montaña y porque hasta hora lo que habíamos visto cerca del Himalaya en India no nos había gustado. El lugar elegido fue un Eco-resort: Jerry’s Jungle Huts, por recomendación de un buen amigo.

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Jerry’s Jungle Huts(Palampur, Himachal Pradesh)
http://jerrysjunglehuts.com/

Nos ha encantado, nos hemos mojado pero hemos disfrutado de ello… Hemos dado largos paseos por la montaña, los pueblos de granjeros, sus colegios, para llegar «mordidos y campo a través» a un solitario monasterio tibetano en el que te abren las puertas y sale a saludarte el Monje jefe.

En el «hotel» por llamarlo de alguna manera, hemos estado mejor que en casa. JJH es una frondosa jungla de arboles y arbustos plantados durante los últimos años para auto abastecer la cocina. Cientos de plantas con propiedades curativas y culinarias. También hay una granja con vacas, ovejas y gallinas… y por supuesto el perro, Tiger.

Desde Palampur, en la temporada buena que empieza a mediados de septiembre después del monzón, se pueden hacer treks de varios días atravesando el Himalaya. Cerca de JJH se acampa en sitios espectaculares, para practicar la pesca de rio o recorrer en mountain-bike los arrozales y jardines de Te. En un valle muy cercano, a 20 minutos por carretera, saltos en parapente con monitor y el Himalaya de fondo…

Viajar a India: Mararikulam y Munnar en Kerala

Después de dos años y medio en India y unos cuantos viajes, este grandioso país nos sigue sonriendo. Bueno el país no sonríe, quién nos hace felices son las gentes que nos vamos encontrando en nuestros viajes. Ahora mismo escribo desde un paraíso en la costa Malabar del mar Arábigo, desde la tierra de Dios, como la llaman en India, Kerala. Este es nuestro tercer viaje a este estado tropical y puedo afirmar un día antes del volver a la infernal Nueva Delhi, que ha sido el mejor y el más completo de todos.

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Estamos en Mararikulam, un pequeño pueblo de pescadores con una preciosa playa de interminables puestas de sol. Está zona de Kerala no está tan explotada por el turismo como las otras que ya conocemos. Aún así hay varios resorts para alojarse a pocos metros de la playa y disfrutar del paraíso.

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Los nativos de Mararikulam son gente feliz y humilde, la mayoría pescadores. La gran experiencia es mezclarte con ellos y respirar con ellos esa felicidad basada en una vida sencilla, sana y familiar.

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Estamos aquí estos días de Semana Santa, tan especiales para los cristianos y Kerala es un estado de India con gran porcentaje de cristianos. A poca distancia de nuestro hotel se encuentra la iglesia de San Agustín, donde estuvimos el Viernes Santo, respirando la misma devoción que los nativos.

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Poco después, el pueblo, nos encontramos el Templo Hindú de Mararikulam, también repleto de gente celebrando y compartiendo con familiares y amigos ese mismo viernes especial para los cristianos. Y es que aparentemente aquí cada uno puede ser lo que quiera y como quiera.

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Es curioso cuando te encuentras un grupo de amigos que te preguntan si eres cristiano. Tú le devuelves la pregunta y resulta que dos son cristianos y uno hindú. Y son iguales, van vestidos igual, quieren de igual manera a sus amigos y familiares. No importa en lo que creas, lo importante es creer, ser feliz y hacer felices a los demás.

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Y eso es lo que te encuentras aquí nada mas salir de hotel. Gente humilde y sencilla, con una forma de vida muy diferente a la nuestra, pero gente encantadora que te hace sentir bien cada vez que les saludas con un precioso Namaste.

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Además de la playa está zona tiene otra bendición de la naturaleza. Aquí los llaman «Backwaters». Son lagos y canales de agua dulce procedente de los «Western Ghats», la cordillera de montañas que recorre la india de norte a sur por su vertiente occidental. Esta vez no hemos navegado por ellos ya que lo habíamos hecho en un viaje de los anteriores.

Y allí en los «Western Ghats» es donde empezó nuestro viaje, hace ya unos largos días. Munnar es una estación de montaña situada a unos 2000 metros, famosa por sus plantaciones de te. Los colonos ingleses fueron los que cambiaron el ecosistema de la zona al apreciar la calidad de sus colinas para las plantaciones de te.

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Hoy en día ya está prohibido por el gobierno sustituir el bosque original de la zona por más plantaciones de te. En la zona de Munnar hay más de 45 fabricas en la que se procesa el te para luego ser envasado y exportado a todo el mundo.

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Allí en aquellas viejas montañas del trópico nuestro objetivo era hacer un trekking y después del primer día y medio de confusión y encuentro con el lugar lo conseguimos. Cada vez más a menudo nuestra avidez viajera nos impide encontrar el encanto de los lugares que visitamos a primera vista. También es cierto que el éxtasis lo encontramos siempre cuando nos alejamos de los sitios más poblados y turísticos.

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En la oficina de turismo de Munnar nos recomendaron una agencia de aventura y allí conocimos al gran Mohan. Otra de las maravillas de viajar es los personajes únicos y auténticos con los que te encuentras, Mohan es uno de ellos y como Asustohs en Kausani o Shibu en Goa, te dejan huella para siempre.

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Después de un paseo de 3 horas por las colinas de campos de te que rodean Munnar, nos convenció para hacer un trekking de dos días en una zona a unos 40 kilómetros de distancia de Munnar. Nos dijo que si podía el mismo no guiaría y eso prometía ser grande.

Y así fue, al día siguiente nos subimos con Mohan en un autobús local que nos iba a dejar a tres horas de camino de la «Top Station». Este lugar es una antigua estación de un cable teleférico, que en los tiempos de las colonias y la explosión de la industria del te, suministraba desde la llanura de Tamil-Nadu todo tipo de enseres a los trabajadores que habitaban la montaña por aquel entonces.

Nada más dejar la carretera nos encontramos con eso que vamos íbamos buscando, la paz y la quietud de parajes indescriptibles por muy buenas fotos que os pueda enseñar.

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Caminamos entre campos de te con plantas de más de 100 años de edad. Otros justo al lado de estos habían sido plantados solo hace 5 años. De vez en cuando Mohan se paraba y empezaba a contarnos detalles, sobre el te, su historia, los nativos y su filosofía de vida. Escuchar su sabiduría contemplando los parajes de la colinas donde se mezclan los bosques primarios con los campos de te, oler las flores, probar los frutos, escuchar los animales del bosque, ver volar aves de colores brillantes… Todo tiene sentido en un lugar así.

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Después de comer un curry en la «Top Station» empezamos a bajar hacia la «Bottom Station», desde donde empezada el antiguo cable teleférico. Allí íbamos a dormir esa noche. La bajada transcurrió por senderos serpenteantes plagados de exóticas plantas tropicales, flores de todos los colores y animales que sabíamos que estaban allí pero que no se dejaban ver. Mohan nos iba contando las propiedades de cada planta y árbol que nos encontrábamos. De vez en cuando se paraba para observar algún animal que oíamos pero no veíamos.

A mitad de la bajada pasamos por la «Middle Station» un pueblo de nos más de 20 habitantes que viven de las plantaciones de cafe, el cual tuvimos la ocasión de probar en el «bar» del pueblo.

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Casi al anochecer y después de mojar los pies en una refrescante cascada llegamos a la «Bottom Station». En momento de la llegada no lo olvidaremos nunca. Nos recibió una plantación de palmeras tropicales que nunca jamas habíamos visto. Era como estar en un paraje de otro planeta.

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Allí pasamos la tarde noche entre las sonrisas y saludos de los no mas de 200 habitantes del pueblo y algún que otro ladrido de los perros asustados por los extraños visitantes.

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Al día siguiente el reto era mucha mayor. Desde allí subimos una preciosa montaña durante más de cuatro horas muy duras, para llegar a las plantaciones de te más altas del mundo, Kolukkumalai, a 2750 metros de altitud. Cómo no, allí nos tomamos un te y emprendimos la vuelta a Munnar bajando por un camino rodeado de inmensos y espectaculares campos de te, acompañados por los truenos y la nubes de la tormenta tropical de medio día, la cual nos pillo comiendo, en un bonito templo hindú ya abajo en el valle.

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Y mañana volvemos a Delhi, más que contentos de estas vacaciones, en la cuales hemos descubierto lugares y gentes que nos invitan a pertenecer a ellos para siempre y vivir nuevas experiencias, pero eso no lo puedo escribir ahora porque es el futuro.

Goa paraíso tropical

Ya hemos estado en algunos paraísos, de los que siempre decimos que nos gustaría volver. Cahuita en Costa Rica, Cayo Largo en Cuba, las Maldivas con su especial idiosincrasia, Varkala en Kerala. Pero ha sido Goa la afortunada y después de volver hemos comprobado que no lo desmerece en absoluto.

Goa es el paraíso tropical casi perfecto. Tiene todo el encanto y colorido, la espiritualidad y el misticismo, los olores y sabores de la grande India. Paisajes de palmeras y cultivos agrícolas, custodiados por familias de vacunos, de los cuales el más grande no te quita el ojo cuando entras en sus dominios. Inmediatamente, das un paso atrás.

Los templos hindúes, las ermitas e iglesias cristinas se reparten por los campos y las pequeñas poblaciones, y la tranquilidad y la paz fluye cuando estas cerca de ellos. Los contrastes son constantes y la época colonial portuguesa y su gran influencia marca estos territorios goenses.

A pocos kilómetros de Morjin, se encuentra Mapusa, una de las principales poblaciones de la zona. En ella , los viernes hay un mercadillo muy autentico y peculiar, lleno de colores, olores y sabores. A través de pasadizos, tenderetes, enormes almacenes habilitados como tienda y taller, puedes encontrar desde panaderías haciendo pan calentito hasta chorizo cocido y crudo.

Muy osados fuimos en cuanto vimos el pan calentito, bocata de chorizo en Goa. De inmediato compramos dos piezas recién hechas y volvimos a por el chorizo, que habíamos visto al principio, pero que no nos habíamos atrevido No pudimos con el chorizo. Tres bocados fueron suficientes. Estaba muy, pero que muy fuerte. La piel dura y el sabor a chorizo, pero con muchas especies. Nos comimos el pan impregnado del chorizo, Una especias de catalana de chorizo goense.

La playa es el principal motivo de Goa, y la nuestra se llama Morjin. Esta al norte de Goa, entre dos de las poblaciones costeras más importantes, Arambol y Anjuna, focos de turismo hippie y rusos con ganas de fiesta.

Mide unos 9 kilómetros y es 100 % caminable. Por la mañana la marea esta alta y el mar es una balsa. La playa despierta poco a poco desde el amanecer hasta la llegada de los vigilantes, y entre medias, los paseantes madrugadores, hippies, rastas, gente mayor haciendo ejercicio, turistas con cara de resaca… También son protagonistas los perros aún revueltos de la noche anterior, y de repente, algunas vacas acosadas y desbandadas por culpa de los chuchos… corriendo por la playa, estoy en India.

En el vídeo cuando enfoco hacia los chiringuitos con las vacas pasando en primer plano, unos de ellos es la exclusiva tienda del la hija de Mick Jagger, Jade Jagger. Le seguimos el rastro musical a unos de los mas grandes de todos los tiempo, primero en Rajasthan y ahora en Goa, y sabemos que le gusta mucho India.

http://jadejagger.co.uk/shop-locations/

El atardecer es el momento del día de mayor intensidad en la playa, las familias enteras pasean, los niños juegan con las olas, y la mayoría contempla con misticismo la espectacular puesta de sol.

Estar en Budhas Garden es ya como estar en casa, gracias a Shibu que nos recibe y nos trata como si fuéramos de la familia.

Las cabañas con rana incluida están en medio de un frondoso y exuberante jardín tropical. La energía del lugar es especial y sólo está a cuatro pasos de la playa.

Y como siempre lo mejor de todo la gente con la que hemos estado, mi primo y Francisca, Shibu, su madre, los carpinteros de Kerala, Eloy el grande de Goa y sus colegas, Nieves, Leon y los chicos del partido. Y el gran Iñaki Conejero, que nos toco la guitarra y nos cantó, la bailarina de Sufi Turka que nos bailó, encantadora… Pnaji, el jefe de los carpinteros nos cantó y bailó Kathakali, el baile tradicional de Kerala…

El ashram de Kausani en Uttarakhand, last train to trascendental.







El intenso calor de Delhi durante este mes de Junio hace la vida dura en indianapolis. Escapar en algún momento es la solución y eso es lo que hicimos apresuradamente el pasado viernes por la mañana. Es difícil salir de Delhi, por unos pocos días, y los destinos cada vez resultan más complicados, debe ser deformación profesional…, intentar cada vez algo mejor o por lo menos sorprendente con respecto al viaje anterior que has hecho y con menos turistas. 🙂

Con muy pocos día por delante nos subimos en un coche hacia el Himalaya, a Kausoni, en el estado de Uttarakhand. Nueve horas de viaje que acabaron siendo 13. Era un viaje anti-estres y el destino era un ashram en la montaña al cual se accede caminando 15 minutos desde la carretera por un sendero. Sabíamos que íbamos a poder hacer yoga y cultivarnos en la famosa arte de la meditación. Nada más. Ni fotos, ni trip advisor. Sólo en consejo de un amigo.

Después de llevar desde las siete de la mañana en el coche atravesando la sin razón India, la llegada fue impactante. Nos recibió un señor de unos cincuenta y medios años de edad, de tez blanca, con los ojos azules, melena y barba blanca modelo Jesus Cristo; con vestiduras monjiles de color blanco inmaculado. Nos dijo su nombre, del cual ni me enteré y con una amable sonrisa nos despidió hasta el día siguiente.

Por la mañana subimos con cara de mico al piso de arriba de nuestra casa de campo, sin saber muy bien lo que no esperaba. Allí vive Ashutosh, un gurú suizo, astrólogo y estudioso de los vedas, que lleva más 30 años en India. Nos preguntó si sabíamos donde estamos, con toda la naturalidad del mundo. Nosotros, de la misma manera natural y sincera le dijimos que no. El nos contesto que nada era casualidad, y que si estábamos allí, era por algo.

Esto no es el ashram. Es un remoto templo que visitamos, en una de nuestras excursiones por la zona, empotrado entre el valle, una roca y una cascada. En el templo vive un monje desde hace 15 años, solo bebe leche y come vegetales. Hace yoga y está en plena forma. Solo baja al pueblo una vez al año.

Volviendo a donde estaba, en la terraza de Ashutosh, con vistas al Himalaya, que no se veía en esta época del año por las neblinas y la falta de lluvia. El maestro espiritual nos propuso convertirnos en sus brahmachārīs. Y como no, después del viajecito, le dijimos que adelante, que eramos todo oídos.

Ashutosh es el promotor de un proyecto hecho realidad que consiste en una escuela para preservar la tradición védica. El ashram es para 121 estudiantes que reciben la experiencia completa y la enseñanza de las ciencias védicas de la manera tradicional. La cultura védica de la India es una de las más antiguas de la humanidad. El hinduismo  surge de los vedas. Las tradiciones y prácticas espirituales de toda Asia se ven afectados por ellos. El ritual de canto de los textos védicos ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Durante los últimos 200 años también se encuentra en el oeste, las filosofías védicas y prácticas como el yoga enriquecen las vidas de muchas personas en todo el mundo.

Y de eso es de lo que estuvo hablándonos durante el fin de semana, en diversas sesiones, en las que también meditamos, después de ser bendecidos por el gurú, en una ceremonia en la que nos asignó nuestro mantra.

A pesar de las dificultades con el inglés, hemos sido unos privilegiados por haber tenido la oportunidad de disfrutar de la sabiduría de este gran señor, que nos trasmitió de una manera directa y clara, su experiencia con estas tradiciones milenarias basadas en control de la mente del ser humano. Según nuestro maestro, sólo utilizamos un 10% de nuestro potencial mental. Viendo como está el mundo hoy, gobernado por los seres humanos y conociendo la historia que nos precede, parece bastante razonable.

Si la mitad del tiempo que he dedicado en mi vida a ver la televisión, lo hubiese dedicado a meditar… ¿Qué sería?. This is the question.

Aquí tenéis unos enlaces con información sobre el proyecto y el ashram, por si os interesa la materia y os apetece la gran experiencia:
http://www.anamaytrust.org/index.htm
http://www.veda-tradition-himalaya.org/aktuell.html














Rio Ganges a unos 100 kilómetros al este de Nueva Delhi.

Rajasthan en Technicolor

Este es el testimonio que nos han dejado manuscrito los dos amigos, Sergio y Bea, y compañeros del Gran viaje por el Rajastán de la semana pasada.

30 Marzo – 8 Abril 2012
Rajastán, un mundo de sensaciones.
La ruta de Oasis World por el Rajastán es una delicia para los sentidos, muestra al viajero pueblos repletos de gentes maravillosas que arrancarán de tu alma las mejores sonrisas; descansarás en alojamientos que te harán creer en el paraíso terrenal, te llevará a las tierras del leopardo y la mangosta y te presentará una cultura en ls que se funde lo antiguo con lo milenario. En definitiva un viaje «10» en el que encontrarás el equilibrio y la armonía con todo lo que te rodea.

Rajastán, «All is possible»
El viaje perfecto, no es posible prescindir ni de uno solo de sus momentos. Un viaje por el tiempo lleno de colores y sabores, de personas y sonrisas, paseando por el campo y la ciudad, con el ajetreo del mercado, con la quietud de sus templos; donde puedes tocar el cielo a la sombra de Ganesha mientras el sol se pone, sabiendo que a tu regreso en el hotel de Narlai (Lo más parecido al paraíso) te está esperando la cena perfecta en el lugar perfecto. Un viaje donde el tiempo transcurre despacio para poder vivir segundo a segundo, sin preocupaciones, si peros, donde todo fluye sal ritmo que debe. Sin duda alguna el viaje de mi vida; sólo queda decir gracias y espero volver.

El viaje ha sido fantástico. Pura India, lleno de gente, color, olor y anécdotas que difícilmente se borraran de nuestra memoria. Empezamos cogiendo un tren nocturno desde Old Delhi Station hasta Jodphur, en el corazón del Rajastán y con una puntualidad poco habitual llegamos a las 8 de la mañana a la ciudad azul.

Después de pasar la mañana en el impresionante Mehrangarh Fort y en el alborotado Sadar bazar, partimos hacia Luni, un pequeño pueblo rural a una hora de Jodhpur. Allí llegamos a nuestro alojamiento, Fort Chawna, el primer palacio del recorrido: http://www.fortchanwa.com/

De camino a Narlai, nuestro segundo destino, encontramos una feria rural en medio de la nada. La experiencia fue muy divertida, algunos bailaron y acaparamos la atención del pueblo entero que estaba de fiesta, creando tumultos y corrillos a grito de Bea Bea!!

Llegamos a Narlai a media tarde y nos quedamos atónitos ante el magnifico palacio que iba acogernos esa noche: http://www.rawlanarlai.com/
El palacio está situado en el corazón de un típico pueblo de Rajastán, lleno de actividad y de color. El Rawla (Villa) es un oasis de serenidad y ofrece una espléndida vista de una roca de granito de 350 metros de altura llena de cuevas y templos, coronada por una estatua de un elefante blanco, guardián del desierto a su derecha y de la colinas de las Aravali a su izquierda.

Al caer la tarde subimos la roca para ver la puesta de sol y el esplendido paisaje.

Al día siguiente, después de un paseo en bici por el campo y un baño en la fantástica piscina del hotel, salimos hacia el templo jainista de Raknapur, para más tarde, al caer la noche, llegar al destino final del viaje, Udaipur.

Udaipur, la Venecia del este, se ilumina para recibirnos y en ella disfrutamos de sus magnifico palacios y bazares, tal y como lo hizo 007 en la famosa película Octopussy, rodada en el año 1983 es esta mítica ciudad de Rajastán.