Nepal con una Royal Enfield, viaje en moto

Nepal con una Royal Enfield, viaje en moto

El gran atractivo de un viaje al Himalaya con los cielos despejados y azules. Viajar por Nepal con una Royal Enfield es una delicia. Y si además hay una huelga de transportes de varios días y la carreteras están despejadas, es tener mucha suerte.

Nepal con una Royal Enfield

El primer día teníamos por delante 145 km desde Katmandú a Gorkha, de los cuales hubiesen sido muy duros los primeros, la salida de Katmandú y del valle en el que está la ciudad.

Valles Himalaya

Sin un solo coche, camión o autobús, solo alguna moto y muchas ambulancias, subimos dejando Katmandu en el retrovisor y entonces, después girar una curva, vimos por primera vez la cordillera del Himalaya posando para nosotros con el cielo azul como fondo de escenario.

Nepal con una Royal Enfield

Nepalíes jugando

Sobre un puente

Más chai

Nepal con una Royal Enfield

Nepal el techo del mundo

carreteras vacias

Five, el Himalaya y Daniel González Guarinos

Nepal con una Royal Enfield

Himalaya

Gorkha

Después de varias paradas, la comida y el puro de Claudio, llegamos a Gorkha con tiempo de dar un paseo y ver el atardecer entre las colinas del este.

Gorkha

Gorkha

Gorkha

Gorkha sunset

Niebla

El segundo día empezó, fue el único, con nubes bajas ocultando el valle y haciendo que más de uno pensase en ponerse el traje de agua que llevamos por si llueve. Al final fueron unos pocos kilómetros apretando los dientes, pero muy suaves con el freno.

Vehículo de apoyo

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Justo cuando despejó el cielo subimos a Bandipur, un pequeño pueblo con unas fantásticas vistas, entre Gorkha y Pokhara. La subida fue un gustazo con Five casi rozando estriberas en los ángulos más cerrados e inclinados.

Nepalíes

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La bajada fue más tranquila disfrutando de las vistas y del campo y sus paisanos.

Nepalíes

Nepal tropical

Llegando a Phokara

Y son estos momentos sobre Five los que nunca olvidaré. Llegando a Pokhara, el Anapurna se muestra como una de las escenas más grandiosas para contemplar sobre este planeta.

Nepal con una Royal Enfield

Chirin Phokara

lago de Phokara

Nepal con una Royal Enfield

Pokhara, su lago y su montaña, un sitio de esos que pongo en mi lista de muy pocos, en los cuales te quedarías una temporada para disfrutar realmente de su magia.

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Estas son las magníficas vistas desde nuestro hotel en Pokhara, el nuevo hotel Athiti.

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El día siguiente fue de descanso y me fui a la colina cercana de Pokhara, desde donde se puede hacer uno de los mejores saltos en parapente tandem del mundo, hasta aterrizar cerca del lago. Desde allí puede observar tranquilamente la grandeza de la montañas que tenía ante mis ojos.

Nepal con una Royal Enfield

De Pokarha salimos hacia Tansen, 125 km de preciosos valles de curvas enlazadas, atravesando villas y puentes sobre ríos serpenteantes y bravos.

Nepal con una Royal Enfield

Huelga nepalí

En el camino a Tansen atravesamos un pueblo grande en el que pudimos ver que la tensión de la gente iba aumentando conforme llegaba la fecha de las elecciones generales en Nepal. Las carreteras seguían cerradas y sólo circulaban algunas motos y turistas en furgonetas, muy de cuando en cuando.

Himalaya colinas

Himalaya río

Nepal con una Royal Enfield

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La llegado al caer la tarde a nuestro hotel en Tansen fue de lo más espectacular, a través de un sendero muy off-road subimos a un repecho en el cual nos encontramos de nuevo con todo el poderío de la montañas más grandes del planeta.

Himalaya

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Al día siguiente salimos hacia Chiwtan, nos esperaban 180 km, la mayoría por la llanura del sur de Nepal, donde discurren todos los ríos que fluyen de las montañas. Quedaban dos días para la elecciones y era último para hacerse notar, el día siguiente era la jornada de reflexión.

Nepal con una Royal Enfield

Pinchazo paga birras

Y llegando a Chiwtan, justo después de pasar por el sitio más revuelto de toda la semana, llegó lo que todos estábamos esperando, el pinchazo. Los pinchazos en los tours conllevan el pago de una varias rondas de cervezas al resto del grupo, dependiendo de lo espléndido que se ha el desafortunado. Remarco que este fue el único problema «mecánico» que tuvimos en las seis motos.

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Chiwtan es uno de los Parques Nacionales de Nepal, famoso por los Rinos y los Tigres. El día de descanso lo aprovechamos para entrar en el parque en un Jeep Safari.

Taller

Con mucha pena nos fuimos de Chiwtan, temprano con el amanecer a las doce y la luz encendida. Nos esperaba una jornada larga de 200 km, con la incertidumbre de lo que nos íbamos a encontrar en el camino a Bakthapur, que pasaba por la circunvalación de Katmandú.

Nepal con una Royal Enfield

Nepalí

Everest Royal Enfield

Pero antes del paso por Katmandú nos esperaba la mejor vista de la cordillera de todo el viaje. No cabe ni en cuatro fotos, desde el Everest, hasta el Anapurna. Y como no este es un plano de Everest, justo el monte que está detrás, en medio. El mirador, casi abandonado por la falta de tráfico de la antigua carretera que une India y Nepal, está en Daman, un paso de un puerto de 2500 metros de altura.

Himalaya

ese

Nepal con una Royal Enfield

Himalaya

Nepal con una Royal Enfield

Y llegamos a Bakthapur sin problemas para descansar un día en tan bonita y monumental localidad.

Nepalíes

Nepal campo

Desde Bakthapur pasando por Nagarkot iniciamos un descenso por un camino off-road de 10 km, contemplando detrás de cada gran curva el infinito valle y las enormes cumbres al fondo sobre el tapiz azul. La jornada era de 90 km que nos llevaban hasta casi la frontera con China, en Kodari. Allí pasaríamos otra noche en la jungla en un precioso resort, al cual que se llega atravesando un puente con una caída de 160 metros, desde que el se practican saltos de puenting y otras modalidades. Ninguno de los ruteros no atrevimos.

Everest al fondo

Nepal con una Royal Enfield

Nepal con una Royal Enfield

niños nepalíes Royal Enfield

Himalaya

Everest zoom

Y volviendo, el último día a Katmandú, tristes pero muy contentos de la suerte de haber vivido tan fantástico viaje, de nuevo, el Everest ante nuestros ojos. Fue entonces ese momento intenso de la despedida y de dar gracias.

Bus stop

Jerry’s Jungle Huts y Dharamsala

Jerry’s Jungle Huts y Dharamsala

Ya era hora, por fin vuelvo a escribir aunque sean las cuatro líneas de siempre. Gracias Good Google por quitarme de tu Blacklist!!

Pues desde el paseo en moto por Rajastan, han pasado un montón de cosas. Mis primeros y últimos¿? viajeros de la temporada con Chalo Spain, la escapada a las playas de Pondicherry, el memorable paseo en elefante con los niños de un amigo, un fantástico verano en el chirin de playa de San Juan…

Y a la vuelta en indianapolis un «sin vivir» de cosas, clientes españoles de vacaciones, el monzón casi hasta el cuello, el viaje al Taj Mahal por primera vez desde que estamos aquí, otra vez mucho calor húmedo y «six», una Royal Enfield Bullet 500cc. Una bala con la que estoy explorando de nuevo todas mis fronteras en Delhi de manera diferente y con más autonomía.


Este fin de semana hemos estado en Palampur, un pueblo de Himachal Pradesh, muy cerca de Dharamsala, donde vive exiliado el Dalai Lama. Decidimos ir a última hora después de valorar otras opciones. Dudamos por las lluvias del monzón en la montaña y porque hasta hora lo que habíamos visto cerca del Himalaya en India no nos había gustado. El lugar elegido fue un Eco-resort: Jerry’s Jungle Huts, por recomendación de un buen amigo.

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Jerry’s Jungle Huts(Palampur, Himachal Pradesh)
http://jerrysjunglehuts.com/

Nos ha encantado, nos hemos mojado pero hemos disfrutado de ello… Hemos dado largos paseos por la montaña, los pueblos de granjeros, sus colegios, para llegar «mordidos y campo a través» a un solitario monasterio tibetano en el que te abren las puertas y sale a saludarte el Monje jefe.

En el «hotel» por llamarlo de alguna manera, hemos estado mejor que en casa. JJH es una frondosa jungla de arboles y arbustos plantados durante los últimos años para auto abastecer la cocina. Cientos de plantas con propiedades curativas y culinarias. También hay una granja con vacas, ovejas y gallinas… y por supuesto el perro, Tiger.

Desde Palampur, en la temporada buena que empieza a mediados de septiembre después del monzón, se pueden hacer treks de varios días atravesando el Himalaya. Cerca de JJH se acampa en sitios espectaculares, para practicar la pesca de rio o recorrer en mountain-bike los arrozales y jardines de Te. En un valle muy cercano, a 20 minutos por carretera, saltos en parapente con monitor y el Himalaya de fondo…

Viajar a India: Mararikulam y Munnar en Kerala

Después de dos años y medio en India y unos cuantos viajes, este grandioso país nos sigue sonriendo. Bueno el país no sonríe, quién nos hace felices son las gentes que nos vamos encontrando en nuestros viajes. Ahora mismo escribo desde un paraíso en la costa Malabar del mar Arábigo, desde la tierra de Dios, como la llaman en India, Kerala. Este es nuestro tercer viaje a este estado tropical y puedo afirmar un día antes del volver a la infernal Nueva Delhi, que ha sido el mejor y el más completo de todos.

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Estamos en Mararikulam, un pequeño pueblo de pescadores con una preciosa playa de interminables puestas de sol. Está zona de Kerala no está tan explotada por el turismo como las otras que ya conocemos. Aún así hay varios resorts para alojarse a pocos metros de la playa y disfrutar del paraíso.

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Los nativos de Mararikulam son gente feliz y humilde, la mayoría pescadores. La gran experiencia es mezclarte con ellos y respirar con ellos esa felicidad basada en una vida sencilla, sana y familiar.

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Estamos aquí estos días de Semana Santa, tan especiales para los cristianos y Kerala es un estado de India con gran porcentaje de cristianos. A poca distancia de nuestro hotel se encuentra la iglesia de San Agustín, donde estuvimos el Viernes Santo, respirando la misma devoción que los nativos.

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Poco después, el pueblo, nos encontramos el Templo Hindú de Mararikulam, también repleto de gente celebrando y compartiendo con familiares y amigos ese mismo viernes especial para los cristianos. Y es que aparentemente aquí cada uno puede ser lo que quiera y como quiera.

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Es curioso cuando te encuentras un grupo de amigos que te preguntan si eres cristiano. Tú le devuelves la pregunta y resulta que dos son cristianos y uno hindú. Y son iguales, van vestidos igual, quieren de igual manera a sus amigos y familiares. No importa en lo que creas, lo importante es creer, ser feliz y hacer felices a los demás.

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Y eso es lo que te encuentras aquí nada mas salir de hotel. Gente humilde y sencilla, con una forma de vida muy diferente a la nuestra, pero gente encantadora que te hace sentir bien cada vez que les saludas con un precioso Namaste.

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Además de la playa está zona tiene otra bendición de la naturaleza. Aquí los llaman «Backwaters». Son lagos y canales de agua dulce procedente de los «Western Ghats», la cordillera de montañas que recorre la india de norte a sur por su vertiente occidental. Esta vez no hemos navegado por ellos ya que lo habíamos hecho en un viaje de los anteriores.

Y allí en los «Western Ghats» es donde empezó nuestro viaje, hace ya unos largos días. Munnar es una estación de montaña situada a unos 2000 metros, famosa por sus plantaciones de te. Los colonos ingleses fueron los que cambiaron el ecosistema de la zona al apreciar la calidad de sus colinas para las plantaciones de te.

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Hoy en día ya está prohibido por el gobierno sustituir el bosque original de la zona por más plantaciones de te. En la zona de Munnar hay más de 45 fabricas en la que se procesa el te para luego ser envasado y exportado a todo el mundo.

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Allí en aquellas viejas montañas del trópico nuestro objetivo era hacer un trekking y después del primer día y medio de confusión y encuentro con el lugar lo conseguimos. Cada vez más a menudo nuestra avidez viajera nos impide encontrar el encanto de los lugares que visitamos a primera vista. También es cierto que el éxtasis lo encontramos siempre cuando nos alejamos de los sitios más poblados y turísticos.

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En la oficina de turismo de Munnar nos recomendaron una agencia de aventura y allí conocimos al gran Mohan. Otra de las maravillas de viajar es los personajes únicos y auténticos con los que te encuentras, Mohan es uno de ellos y como Asustohs en Kausani o Shibu en Goa, te dejan huella para siempre.

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Después de un paseo de 3 horas por las colinas de campos de te que rodean Munnar, nos convenció para hacer un trekking de dos días en una zona a unos 40 kilómetros de distancia de Munnar. Nos dijo que si podía el mismo no guiaría y eso prometía ser grande.

Y así fue, al día siguiente nos subimos con Mohan en un autobús local que nos iba a dejar a tres horas de camino de la «Top Station». Este lugar es una antigua estación de un cable teleférico, que en los tiempos de las colonias y la explosión de la industria del te, suministraba desde la llanura de Tamil-Nadu todo tipo de enseres a los trabajadores que habitaban la montaña por aquel entonces.

Nada más dejar la carretera nos encontramos con eso que vamos íbamos buscando, la paz y la quietud de parajes indescriptibles por muy buenas fotos que os pueda enseñar.

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Caminamos entre campos de te con plantas de más de 100 años de edad. Otros justo al lado de estos habían sido plantados solo hace 5 años. De vez en cuando Mohan se paraba y empezaba a contarnos detalles, sobre el te, su historia, los nativos y su filosofía de vida. Escuchar su sabiduría contemplando los parajes de la colinas donde se mezclan los bosques primarios con los campos de te, oler las flores, probar los frutos, escuchar los animales del bosque, ver volar aves de colores brillantes… Todo tiene sentido en un lugar así.

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Después de comer un curry en la «Top Station» empezamos a bajar hacia la «Bottom Station», desde donde empezada el antiguo cable teleférico. Allí íbamos a dormir esa noche. La bajada transcurrió por senderos serpenteantes plagados de exóticas plantas tropicales, flores de todos los colores y animales que sabíamos que estaban allí pero que no se dejaban ver. Mohan nos iba contando las propiedades de cada planta y árbol que nos encontrábamos. De vez en cuando se paraba para observar algún animal que oíamos pero no veíamos.

A mitad de la bajada pasamos por la «Middle Station» un pueblo de nos más de 20 habitantes que viven de las plantaciones de cafe, el cual tuvimos la ocasión de probar en el «bar» del pueblo.

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Casi al anochecer y después de mojar los pies en una refrescante cascada llegamos a la «Bottom Station». En momento de la llegada no lo olvidaremos nunca. Nos recibió una plantación de palmeras tropicales que nunca jamas habíamos visto. Era como estar en un paraje de otro planeta.

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Allí pasamos la tarde noche entre las sonrisas y saludos de los no mas de 200 habitantes del pueblo y algún que otro ladrido de los perros asustados por los extraños visitantes.

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Al día siguiente el reto era mucha mayor. Desde allí subimos una preciosa montaña durante más de cuatro horas muy duras, para llegar a las plantaciones de te más altas del mundo, Kolukkumalai, a 2750 metros de altitud. Cómo no, allí nos tomamos un te y emprendimos la vuelta a Munnar bajando por un camino rodeado de inmensos y espectaculares campos de te, acompañados por los truenos y la nubes de la tormenta tropical de medio día, la cual nos pillo comiendo, en un bonito templo hindú ya abajo en el valle.

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Y mañana volvemos a Delhi, más que contentos de estas vacaciones, en la cuales hemos descubierto lugares y gentes que nos invitan a pertenecer a ellos para siempre y vivir nuevas experiencias, pero eso no lo puedo escribir ahora porque es el futuro.

El ashram de Kausani en Uttarakhand, last train to trascendental.







El intenso calor de Delhi durante este mes de Junio hace la vida dura en indianapolis. Escapar en algún momento es la solución y eso es lo que hicimos apresuradamente el pasado viernes por la mañana. Es difícil salir de Delhi, por unos pocos días, y los destinos cada vez resultan más complicados, debe ser deformación profesional…, intentar cada vez algo mejor o por lo menos sorprendente con respecto al viaje anterior que has hecho y con menos turistas. 🙂

Con muy pocos día por delante nos subimos en un coche hacia el Himalaya, a Kausoni, en el estado de Uttarakhand. Nueve horas de viaje que acabaron siendo 13. Era un viaje anti-estres y el destino era un ashram en la montaña al cual se accede caminando 15 minutos desde la carretera por un sendero. Sabíamos que íbamos a poder hacer yoga y cultivarnos en la famosa arte de la meditación. Nada más. Ni fotos, ni trip advisor. Sólo en consejo de un amigo.

Después de llevar desde las siete de la mañana en el coche atravesando la sin razón India, la llegada fue impactante. Nos recibió un señor de unos cincuenta y medios años de edad, de tez blanca, con los ojos azules, melena y barba blanca modelo Jesus Cristo; con vestiduras monjiles de color blanco inmaculado. Nos dijo su nombre, del cual ni me enteré y con una amable sonrisa nos despidió hasta el día siguiente.

Por la mañana subimos con cara de mico al piso de arriba de nuestra casa de campo, sin saber muy bien lo que no esperaba. Allí vive Ashutosh, un gurú suizo, astrólogo y estudioso de los vedas, que lleva más 30 años en India. Nos preguntó si sabíamos donde estamos, con toda la naturalidad del mundo. Nosotros, de la misma manera natural y sincera le dijimos que no. El nos contesto que nada era casualidad, y que si estábamos allí, era por algo.

Esto no es el ashram. Es un remoto templo que visitamos, en una de nuestras excursiones por la zona, empotrado entre el valle, una roca y una cascada. En el templo vive un monje desde hace 15 años, solo bebe leche y come vegetales. Hace yoga y está en plena forma. Solo baja al pueblo una vez al año.

Volviendo a donde estaba, en la terraza de Ashutosh, con vistas al Himalaya, que no se veía en esta época del año por las neblinas y la falta de lluvia. El maestro espiritual nos propuso convertirnos en sus brahmachārīs. Y como no, después del viajecito, le dijimos que adelante, que eramos todo oídos.

Ashutosh es el promotor de un proyecto hecho realidad que consiste en una escuela para preservar la tradición védica. El ashram es para 121 estudiantes que reciben la experiencia completa y la enseñanza de las ciencias védicas de la manera tradicional. La cultura védica de la India es una de las más antiguas de la humanidad. El hinduismo  surge de los vedas. Las tradiciones y prácticas espirituales de toda Asia se ven afectados por ellos. El ritual de canto de los textos védicos ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Durante los últimos 200 años también se encuentra en el oeste, las filosofías védicas y prácticas como el yoga enriquecen las vidas de muchas personas en todo el mundo.

Y de eso es de lo que estuvo hablándonos durante el fin de semana, en diversas sesiones, en las que también meditamos, después de ser bendecidos por el gurú, en una ceremonia en la que nos asignó nuestro mantra.

A pesar de las dificultades con el inglés, hemos sido unos privilegiados por haber tenido la oportunidad de disfrutar de la sabiduría de este gran señor, que nos trasmitió de una manera directa y clara, su experiencia con estas tradiciones milenarias basadas en control de la mente del ser humano. Según nuestro maestro, sólo utilizamos un 10% de nuestro potencial mental. Viendo como está el mundo hoy, gobernado por los seres humanos y conociendo la historia que nos precede, parece bastante razonable.

Si la mitad del tiempo que he dedicado en mi vida a ver la televisión, lo hubiese dedicado a meditar… ¿Qué sería?. This is the question.

Aquí tenéis unos enlaces con información sobre el proyecto y el ashram, por si os interesa la materia y os apetece la gran experiencia:
http://www.anamaytrust.org/index.htm
http://www.veda-tradition-himalaya.org/aktuell.html














Rio Ganges a unos 100 kilómetros al este de Nueva Delhi.

Ladakh El Pequeño Tíbet

Hemos vivido unos días de auténtica aventura en las remotas tierras de detrás del Himalaya. Unos días mejores y más sencillos y otros peores y complicados, pero todos ellos, formarán parte de nuestra memoria para siempre, así como los sitios que hemos visitado y sus gentes y paisajes.


Ladakh es una región en el estado indio de Jammu y Cachemira. Se encuentra delimitada por el norte por las montañas Kunlun y la cadena de los Himalayas por el sur. Se le llama el «Pequeño Tíbet» por su aspecto geográfico y por su cultura autóctona, está habitado por una población de ascendencia indoaria y tibetanos.


Leh se encuentra a una altitud de 3,650 metros y es la principal ciudad de la región en la que está el aeropuerto. La ciudad está llena de hoteles, bazares y agencias de turismo de aventura.


El río Indo nace en el Tibet chino y atraviesa la región de Ladakh de sureste a noroeste, creciendo con afluentes como el Zanskar. Los más osados practican rafting en sus aguas…


El valle, de arriba a abajo, está flanqueado por monasterios budistas milenarios, en los que los monjes se adoctrinan y eligen su destino después de aprender los Sutras.



Muchos años han pasado desde que vi esta famosa escena para poder hacer lo mismo.
 



El monasterio de Likir cumplirá dentro de unas décadas 1.000 años de edad. Se encuentra sobre una roca, en lo alto de un precioso valle.




Siguiendo el rio Indo, por la carretera que une Srinagar y Leh, se encuentra el todavía más antiguo monasterio de Lamayaru.



Por fin las cuatro FANTASTICAS!, con cuatro monjes, de los 140 que viven en Lamayaru.




En Lamayaru, me colé en una de las clases de los niños y estuve un rato en el despacho del profesor durante un examen oral a los pequeños monjes. Fue curioso ver a los niños uno a uno, muy nerviosos, recitar de carrerilla y entonando, como lo hacen ellos, las lecciones ante su maestro.




La carreta es difícil de describir, algunas veces desaparece convirtiéndose en una pista llena de piedras y sin señalizar. Otras veces debemos parar por los continuos desprendimientos de las laderas. Después de esperar algunos minutos, las maquinas escaladoras y los trabajadores se encargan de despejar el camino y la caravana vuelve a ponerse en marcha. Lo mejor es no mirar el reloj y disfrutar del panomara.





El monasterio Alchi es el más antiguo del valle. Fue construido, según la tradición local, por el gran gurú traductor Rinchen Zangpo entre 958 y 1055. Los templos contienen murales y figuras a gran escala de los reyes hindúes y budistas de aquella época en Cachemira, son impresionantes.




Viajando hacia el lago Tsomoriri desde Leh, encontramos el monasterio de Thikse. Este se alza encima de una espectacular colina sobre la planicie del valle del Indo. Es el más grande de Ladakh. Subimos al amanecer y nos encontramos a un monje en el templo principal en plena puja matinal.




El Jeque y las 4 Fantasticas durante el paseo por la rivera del Indo, unas compañeras de viaje FANTASTICAS. Durante todos los días del viaje percibí gestos de todo tipo de los ladakhis, por ir con un harén excelente 😉






El monasterio de Hemis es el último que visitamos antes de empezar a subir el valle de Indo hacia los lagos. Ese mismo fin de semana se celebraba una fiesta en el su enorme patio que ya estaba decorado. El emplazamiento de este sitio es muy especial, ya que está en lo alto de un circo, rodeado de puntiguados picos, con vistas al valle del Indo.



Por fin, después de pasar el control de policia en Upshi, donde se desvía la carratera a Manali, seguimos el rio Indo hacia su nacimiento, en busca del lago Tsomoriri. Este pintoresco paisano parece advertirnos de la que se nos viene encima con su bandera de mugre roja.






Después de una noche que quedará en nuestro recuerdo para siempre, nos preparamos para llegar al lago por una espectacular carretera a casi 5.000 metros de altura.






Nos acercamos a los impresionantes Yaks como mucha prudencia y nos miran con indeferencia. Estos animales bovinos se domestican para el transporte a través de las montañas y el trabajo en el campo. De la la leche de las hembras se hace mantequilla y queso delicioso.





De estas cabras montesas se obtine la famosa Pashmina, un tipo de lana de cachemira.


El Tosmoriri es uno de los lagos más altos y grandes del Himalaya. Es una reserva natural, en la que hay que entrar con permiso especial. A pesar de ello, los soldados de la base militar, nos comentaron que en los últimos 40 años el ecosistema ha cambiado mucho. Por un lado las aves que habitan el lago, cada vez son más escasas. Y por el otro, lo glaciares, cada vez se quedan más arriba en la montaña.











Este es Alí, el conductor que nos ha llevado durante 7 días a través de los valles y precipicios de Ladakh. Jule, es lo único que hemos aprendido en ladakhi. Ali chapurrea el inglés pero muy justito y es casi imposible conversar con él. Tiene 25 años y una novia que le reclama más en Leh y menos en la carretera con su Jeep.






De vuelta a Leh, el último dia hicimos rafting por un importante afluente del Indo, el Zanskar. La siguientes imagenes recojen lo que pasó en uno de los rápidos que encontramos en la bajada. Las fotos la hizo el conductor que nos llevo hasta lo alto del valle para empezar la bajada. Se mereció la propina con creces.











El primer bote volcó verticalmente por la popa y se fueron todos al río, veinte metros delante de nosotros. Lo vi perfectamente antes de llegar nosotros. Nuestro monitor nos gritó «foward foward», pero estabamos sentenciados. Nuestro bote zozobró hacia babor y nos fuimos todos al agua menos el monitor y la FANSTASTICA Graciela, que pudo mantener el equilibrio encima de la embarcación. Casi todos nos quedamos cerca o agarrados al cabo que rodea el bote, menos dos de las FANTASTICAS, que se alejaban río arriba entre las corrientes y los rápidos.




El final fue feliz a pesar del susto y el frio chapuzón de las FANTASTICAS, que fueron rescatadas después de unos intensos minutos de tensión y duro trabajo. A lo mejor, como dice una de ellas, estamos un poco mayores para esto del rafting.