Goa paraíso tropical

Ya hemos estado en algunos paraísos, de los que siempre decimos que nos gustaría volver. Cahuita en Costa Rica, Cayo Largo en Cuba, las Maldivas con su especial idiosincrasia, Varkala en Kerala. Pero ha sido Goa la afortunada y después de volver hemos comprobado que no lo desmerece en absoluto.

Goa es el paraíso tropical casi perfecto. Tiene todo el encanto y colorido, la espiritualidad y el misticismo, los olores y sabores de la grande India. Paisajes de palmeras y cultivos agrícolas, custodiados por familias de vacunos, de los cuales el más grande no te quita el ojo cuando entras en sus dominios. Inmediatamente, das un paso atrás.

Los templos hindúes, las ermitas e iglesias cristinas se reparten por los campos y las pequeñas poblaciones, y la tranquilidad y la paz fluye cuando estas cerca de ellos. Los contrastes son constantes y la época colonial portuguesa y su gran influencia marca estos territorios goenses.

A pocos kilómetros de Morjin, se encuentra Mapusa, una de las principales poblaciones de la zona. En ella , los viernes hay un mercadillo muy autentico y peculiar, lleno de colores, olores y sabores. A través de pasadizos, tenderetes, enormes almacenes habilitados como tienda y taller, puedes encontrar desde panaderías haciendo pan calentito hasta chorizo cocido y crudo.

Muy osados fuimos en cuanto vimos el pan calentito, bocata de chorizo en Goa. De inmediato compramos dos piezas recién hechas y volvimos a por el chorizo, que habíamos visto al principio, pero que no nos habíamos atrevido No pudimos con el chorizo. Tres bocados fueron suficientes. Estaba muy, pero que muy fuerte. La piel dura y el sabor a chorizo, pero con muchas especies. Nos comimos el pan impregnado del chorizo, Una especias de catalana de chorizo goense.

La playa es el principal motivo de Goa, y la nuestra se llama Morjin. Esta al norte de Goa, entre dos de las poblaciones costeras más importantes, Arambol y Anjuna, focos de turismo hippie y rusos con ganas de fiesta.

Mide unos 9 kilómetros y es 100 % caminable. Por la mañana la marea esta alta y el mar es una balsa. La playa despierta poco a poco desde el amanecer hasta la llegada de los vigilantes, y entre medias, los paseantes madrugadores, hippies, rastas, gente mayor haciendo ejercicio, turistas con cara de resaca… También son protagonistas los perros aún revueltos de la noche anterior, y de repente, algunas vacas acosadas y desbandadas por culpa de los chuchos… corriendo por la playa, estoy en India.

En el vídeo cuando enfoco hacia los chiringuitos con las vacas pasando en primer plano, unos de ellos es la exclusiva tienda del la hija de Mick Jagger, Jade Jagger. Le seguimos el rastro musical a unos de los mas grandes de todos los tiempo, primero en Rajasthan y ahora en Goa, y sabemos que le gusta mucho India.

http://jadejagger.co.uk/shop-locations/

El atardecer es el momento del día de mayor intensidad en la playa, las familias enteras pasean, los niños juegan con las olas, y la mayoría contempla con misticismo la espectacular puesta de sol.

Estar en Budhas Garden es ya como estar en casa, gracias a Shibu que nos recibe y nos trata como si fuéramos de la familia.

Las cabañas con rana incluida están en medio de un frondoso y exuberante jardín tropical. La energía del lugar es especial y sólo está a cuatro pasos de la playa.

Y como siempre lo mejor de todo la gente con la que hemos estado, mi primo y Francisca, Shibu, su madre, los carpinteros de Kerala, Eloy el grande de Goa y sus colegas, Nieves, Leon y los chicos del partido. Y el gran Iñaki Conejero, que nos toco la guitarra y nos cantó, la bailarina de Sufi Turka que nos bailó, encantadora… Pnaji, el jefe de los carpinteros nos cantó y bailó Kathakali, el baile tradicional de Kerala…

El ashram de Kausani en Uttarakhand, last train to trascendental.







El intenso calor de Delhi durante este mes de Junio hace la vida dura en indianapolis. Escapar en algún momento es la solución y eso es lo que hicimos apresuradamente el pasado viernes por la mañana. Es difícil salir de Delhi, por unos pocos días, y los destinos cada vez resultan más complicados, debe ser deformación profesional…, intentar cada vez algo mejor o por lo menos sorprendente con respecto al viaje anterior que has hecho y con menos turistas. 🙂

Con muy pocos día por delante nos subimos en un coche hacia el Himalaya, a Kausoni, en el estado de Uttarakhand. Nueve horas de viaje que acabaron siendo 13. Era un viaje anti-estres y el destino era un ashram en la montaña al cual se accede caminando 15 minutos desde la carretera por un sendero. Sabíamos que íbamos a poder hacer yoga y cultivarnos en la famosa arte de la meditación. Nada más. Ni fotos, ni trip advisor. Sólo en consejo de un amigo.

Después de llevar desde las siete de la mañana en el coche atravesando la sin razón India, la llegada fue impactante. Nos recibió un señor de unos cincuenta y medios años de edad, de tez blanca, con los ojos azules, melena y barba blanca modelo Jesus Cristo; con vestiduras monjiles de color blanco inmaculado. Nos dijo su nombre, del cual ni me enteré y con una amable sonrisa nos despidió hasta el día siguiente.

Por la mañana subimos con cara de mico al piso de arriba de nuestra casa de campo, sin saber muy bien lo que no esperaba. Allí vive Ashutosh, un gurú suizo, astrólogo y estudioso de los vedas, que lleva más 30 años en India. Nos preguntó si sabíamos donde estamos, con toda la naturalidad del mundo. Nosotros, de la misma manera natural y sincera le dijimos que no. El nos contesto que nada era casualidad, y que si estábamos allí, era por algo.

Esto no es el ashram. Es un remoto templo que visitamos, en una de nuestras excursiones por la zona, empotrado entre el valle, una roca y una cascada. En el templo vive un monje desde hace 15 años, solo bebe leche y come vegetales. Hace yoga y está en plena forma. Solo baja al pueblo una vez al año.

Volviendo a donde estaba, en la terraza de Ashutosh, con vistas al Himalaya, que no se veía en esta época del año por las neblinas y la falta de lluvia. El maestro espiritual nos propuso convertirnos en sus brahmachārīs. Y como no, después del viajecito, le dijimos que adelante, que eramos todo oídos.

Ashutosh es el promotor de un proyecto hecho realidad que consiste en una escuela para preservar la tradición védica. El ashram es para 121 estudiantes que reciben la experiencia completa y la enseñanza de las ciencias védicas de la manera tradicional. La cultura védica de la India es una de las más antiguas de la humanidad. El hinduismo  surge de los vedas. Las tradiciones y prácticas espirituales de toda Asia se ven afectados por ellos. El ritual de canto de los textos védicos ha sido reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Durante los últimos 200 años también se encuentra en el oeste, las filosofías védicas y prácticas como el yoga enriquecen las vidas de muchas personas en todo el mundo.

Y de eso es de lo que estuvo hablándonos durante el fin de semana, en diversas sesiones, en las que también meditamos, después de ser bendecidos por el gurú, en una ceremonia en la que nos asignó nuestro mantra.

A pesar de las dificultades con el inglés, hemos sido unos privilegiados por haber tenido la oportunidad de disfrutar de la sabiduría de este gran señor, que nos trasmitió de una manera directa y clara, su experiencia con estas tradiciones milenarias basadas en control de la mente del ser humano. Según nuestro maestro, sólo utilizamos un 10% de nuestro potencial mental. Viendo como está el mundo hoy, gobernado por los seres humanos y conociendo la historia que nos precede, parece bastante razonable.

Si la mitad del tiempo que he dedicado en mi vida a ver la televisión, lo hubiese dedicado a meditar… ¿Qué sería?. This is the question.

Aquí tenéis unos enlaces con información sobre el proyecto y el ashram, por si os interesa la materia y os apetece la gran experiencia:
http://www.anamaytrust.org/index.htm
http://www.veda-tradition-himalaya.org/aktuell.html














Rio Ganges a unos 100 kilómetros al este de Nueva Delhi.