33 kilómetros de sonrisas y lágrimas

33 kilómetros de sonrisas y lágrimas

Esos eran los que quedaban esta mañana para llegar a Fort Kochi, el destino final del viaje. Desde aquí dentro de una semana y un día cogeremos un tren hacia la infernal Delhi de mayo. Ya había estado antes dos veces y es un sitio especial, tiene mucho encanto, es casi mágico. Una fortaleza en el sur India, en la costa malabar rica y famosa por sus especias, que fue disputa hace cientos de años por colonos ingleses, holandeses y portugueses. Todavía se respira en el ambiente, la gente de este lugar tiene algo especial y diferente, lo saben, se les nota.
Mi estado emocional desde esta mañana cuando he llegado a esa playa y he recorrido los 33 km finales ha sido de sentirme campeón del mundo, la vuelta de honor. De terminar la carrera y ganar a Valentino, a Lorenzo y a Marquez. Y estoy en un podio espectacular, en el mejor hotel de cientos de kilómetros a la redonda, me siento un mix de Ayton Senna y Niki Lauda, campeonando después de un montón de meses de curvas, retos y tensiones.
Hoy he ganado la carrera de largo, una carrera contra mi mismo, que es la más difícil de ganar. Espero que laurel dure mucho tiempo y que la memoria sea capaz de hacerme recordar todos los días esta experiencia.
Las personas gracias a las que he podido hacer este viaje, Marta mi vida, que ahí ha estado siempre sin dudar y permitiendo que hiciese mi camino sin asustarse. Ramesh y Pablo, sin ellos imposible. Los amigos que me han apoyado desde Alicante, Delhi y otros lugares. David, Jesusji, Pableras, Amador my manager. Arantxiji siempre empujando desde hace meses y meses.
Y esa energía vital que me han entregado sin pedir nada a cambio todos los indios que me he encontrado por el camino. Digo por dos grandes Sameer, aupa, arriba al centro y para dentro. Sin ellos no sé lo que hubiese sido de este tan fantástico viaje. Los caretaker y el servicio de los lugares maravillosos donde he estado alojado. Gente entregada para agradar al visitante y hacer bien su trabajo. La hospitalidad India, increíble, millón de gracias. Me han dado de dormir, de comer y de beber durante meses. Difícil de pensar que fuese así antes de empezar este viaje.
Ahora me toca a mi mover ficha y retornar todo y mucho más. Estoy muy fuerte, como Alonso después de adelantar a Schumacher en la R130.
Y por último mi Five, que dócil, que fiel, que gran moto sin «extravaganza», humilde y sencilla, me has enseñado mucho pedazo de hierro. Millones de gracias cariño. Ye tengo el doblete de mi vida mi amor 🙂

Desde Marari Beach al aeropuerto por Fort Kochi

Las ultimas horas en Kerala fueron intensas y estuvimos de visita en uno de los resorts de lujo más impresionantes de India, la habitación, es este caso chaletito más barato 500 € por noche.

http://www.carnoustieresorts.com

St Andrew’s Forane Church, entre las palmeras y la arena!!??!!


Lo de la pesca será la proxima vez, eso de madrugar de vacaciones es duro.

Más tarde yendo hacia el aeropuerto íbamos bien de tiempo y decidimos parar a tomar un café en la antigua colonia portuguesa, Fort Kochi.


En el momento de reanudar el viaje hacia el aeropuerto, el conductor decidió en lugar de retroceder y cruzar la ciudad, navegar en el ferry a Vypin el escaso kilómetro que le separa del Fort Kochi. Al principio nos quedamos con cara de tontos, pero esto es India y muchas veces es mejor dejar que pase. Después de no caber en el primero que llegó al puerto, cogimos el segundo, con MUCHA emoción, muchas prisas e incertidumbre.

Los conductores en los viajes de India suele se muy profesionales y siempre cumplir con responsabilidad con sus obligaciones. Son muy buena gente entregada a su trabajo. Es fácil prejuzgar a veces por nuestros estereotipos y no valorar sus actuaciones con una buena propina.

Backwaters en Houseboat y Fort Kochi en Kerala.



Empezamos el finde en Fort Kochi, un puerto al que llegaron los portugueses en 1.500 d.c. y en el que está la iglesia cristiana más antigua de la India. La basílica de Santa Cruz. También vacas aparcadas en el sur por todas partes, y algunas cabras muy perrunas!.



Los pescadores chinos manejan los contra pesos de sus artilugios para sacar las redes del agua a lo largo de la bahía y el paseo marítimo. Allí se compra pescado y marisco bueno y barato. En seguida, un amable joven te lleva a su restaurante para cocinar y servir el pescado fresco.



Todos los colegios que vemos son de monjas y curas, y me recuerdan mis años con los salesianos. Los niños y niñas van perfectamente uniformados y nos los encontramos continuamente durante todo el paseo, por la calle, como si fuesen un parte más del parque de atracciones. El momento más intenso, la salida de clase, con los autobuses en hilera esperando en una estrecha calle. Un revuelo de niños sonrientes y alegres de volver a casa.


Los anónimos aparecen de vez en cuando deambulando por la calle y son la otra cara de la moneda. Todos tienen las piernas extremadamente delgadas y tostadas del sol.



El día siguiente subimos en el autobús rumbo a Allepey. Un población rodeado de canales de agua, la Amsterdam de mar Arábigo.


Después de algunos contratiempos con las reservas debido a la poca antelación me hago con un volante y libertad de movimientos. Y con los ojos cerrados!!





En una de las paradas encontramos una iglesia cristiana celebrando el aniversario de su santo. La sonora megafonía en la palmeras nos acompaña el camino de unos cientos de metros hasta el lugar, rodeados de frondosos campos de arroz y palmerales exuberantes . Allí encontramos un gran escenario, junto a la iglesia, con altar y santo incluido. Estos jóvenes músicos que terminaban su bolo pastoril posaron amablemente para la posteridad.


La vida se desarrolla entorno al agua de los canales. Alli empieza y acaba todo. Cada casa tiene su piscina en frente para uso familiar.


La lengua en Kerala es le malabar, lo hablan unos 35 millones de personas y los primeros escritos son de cientos de años antes de cristo. Un kerales nos cuenta sobre su lengua que es mal sonante y con dificultad lingüística, por ser el alfabeto más extenso que nuestro. Nos dice que nosotros sonamos mejor, con más armonía.



El momento del remojo llega al atardecer y se agradece para terminar el día fresquito.



El sol se pone por el oeste por encima de un arrozal inmenso. A dormir.


Horas más tarde amanece por el este, iluminando el río y transmitiendo la energía necesaria para que siga la vida.



El que sujeta el cabo es Reijmon, nuestro patrón. Los que están a su alrededor su familia, hijos, señora, y su padre. Cenamos en su casa un curry y pescado seco muy espaciado con pimentón dulce y otro marinado con limón y jengibre.


El pajarraco es un Kingfisher, rey pescador. Su nombre lo lleva la conocida marca de cerveza india. Es la señal.


La forma de conducir aquí es la barra libre. El conductor del autobus debe cumplir unos horarios y los cumple. Lo mejor que se me ocurre es hacer un juego para la play, de como sobervivir en estas carreteras… es difícil de explicar.