Salí del Valparai muy pronto con mal tiempo en busca deuna preciosa casa rural en Munnar. Bajé el acantilado de curvas entre una espesa e incómoda niebla que no se aclaró hasta llegar a la base del lago. Unos 15 km más adelante giré a la derecha y otros 30 km después, volví a girar 45 grados a la derecha para ir de nuevo hacia el sur.
Lo primero que vi a mi derecha fue de nuevo los picos de Valparai todavía cubiertos por la nubes. Pero mi camino estaba al frente y despejado y lo primero que tenia por delante era el parque nacional de Chinnar.
El paisaje en Chinnar era seco, semi meseta, me recordó a África. Poco después la carretera se fue empinando y el paisaje pasa a ser más verde y tropical. El valle discurría entre dos parque nacionales, a mi izquierda al este el Anamudi Shola y a mi derecha, al oeste, el Eravikulam. Fantástica ruta de nuevo.
Subo por el precioso valle rodeado de campos de Té y cascadas. Y arriba me encuentro, al doblar la curva, el pico más alto del sur de India, el Anai Mudi, 2695 metros.
Disfruto de la bajada casi hasta Munnar sin motor y después de saludar a Mohan, salgo a través de otro precioso valle hacia el sureste, en busca de mi destino, el Neelakurunji Plantation Bungalow.
Y en una empinada y sinuosa pista con cemento y a través de los campos de cardamomo llegue al bungalow de Neelakurunji.
Al día siguiente dimos un precioso paseo a primera hora por los alrededores, terminando atravesando la plantación de Cardamomo, bajo el frescor de las plantas, sensación muy agradable.
Otro sitio más de diez para vivir una gran experiencia rural, con un trato familiar y una cocina excelente. Muchas gracias Prinil y Arun.
De Red Hills tuve que salir un día antes de mi previsión y no tenía nada atado. Acabe en una casa de huéspedes, unos 25 km en la dirección de la ruta del día siguiente, que sabía que era especial, por que me lo había dicho Pablo. Con el amanecer salí hacia el este por pequeñas carreteras entre valles y colinas de granjas y plantaciones de Té. Después subí un puerto de montaña increíble rodeado de plantaciones de Té, para luego girar hacia el oeste 45 grados y bajar sin motor una fantástica ladera con vistas de las montañas y los valles de los Western Ghats, con sus poblados de colores cerca de los picos.
Una vez abajo pasé por un pueblo fantasma con una presa y su central hidroeléctrica, para seguir bordeando y bajando barranco por un valle que de verde Pirineos pasaba a seco Almería. Abajo llegué a la barrera de la reserva de de Attappadi y después de registrar mi entrada seguí por una pista polvorienta de unos 10 km que me llevó hacia un nuevo valle, en el que el paisaje seco se convierte en tropical poco a poco, para empezar a ver campesinos y cruzarme con algún un auto rickshaw. Había llegado de nuevo a la civilización.
El paisaje se convierte en idílico llegando a la reserva nacional de Silent Valley, con sus picos al fondo durante kilómetros y kilómetros de curvas y preciosos arboles dando sombra.
Lo bueno termina poco después para hacer unos 70 km por carreteras con mucho tráfico, camiones y autobuses. Después en Pollachi, giré hacia el sur y después de largas rectas al fondo se ven los picos del Valparaiso que poco más tarde, dejando descansar a Five, tendré que hacer en una preciosa subida por un acantilado, por una buena carretera destino hacia el jardín de los dioses, mas que nada por el tamaño de estos.
Una vez arriba tuve el placer de alojarme en los bungalows de Stanmore, una de las plantaciones de Té más grandes de Valparai. Toda una experiencia de Sir y por supuesto con vistas a la fábrica para ver bien que todo está funcionando.
Al día siguiente dimos un paseo por la plantación y aquí sobran las palabras… Sigo buscando paraísos 🙂
Salí de Wayanad con la sonrisa perpetua, después de ver dos elefantes salvajes en lo alto de la colina. La ruta me estaba gustando mucho. Me equivoque de carretera y me encontré con esta preciosa roca rodeada de vergeles y granjas, el día prometía mucho.
Y así fue al encontrar, después de dar unas cuantas vueltas, Red Hills. Es una plantación de Té, convertida en casa rural, situada en la montañas Nilgiri. A unos 20 se encuentra Ooty, la capital de la zona, que es conocida en India como «The Queen of Hill Stations» por su belleza. Actualmente la economía de la zona se basa en el turismo y la agricultura. Los ingleses llegaron cerca del año 1800 y quedaron cautivados, comparando estas tierras, con la europea Suiza.
Los bungalows de Red Hills conservan todo la historia colonial en sus paredes y es casi como estar en casa del Sir Inglés, que la ocupaba hace decenas de años. La finca está situada a media altura de la montaña sobre un terraza con unas espectaculares vistas al lago Emerald.
Como casi siempre, el segundo día, muy pronto por la mañana salimos a dar un paseo hasta la cumbre más cercana. Tuve la suerte de ser acompañado por el director de la finca Mr. Mohan, que me trató como si estuviera en mi propia casa. Vimos muchos pájaros preciosos y cantarines, un ciervo y vistas espectaculares de toda la comarca.
Toda el área de las colinas Nilgiri es preciosa si te gusta la vida rural. Plantaciones de Té, granjas, valles, picos, puentes, los campesinos, un paraíso para disfrutar de la verdadera India alejado de los humos de las grandes ciudades. Y además un destino ideal para viajar durante los cálidos meses de verano del norte de India, por su clima templado en verano y frío en invierno, debido a su altitud, que es de más de 2000 metros.
Después de la playa ha sido fantástico poder pasar un par de días en la casa rural de Wayanad, en miedo de la nada. Bueno en medio de la selva tropical. La finca fue llamada Fringe Ford por el inglés que la compró para hacer una plantación en la época colonial.
Está engullida en un precios valle, rodeada de montañas con frondosos bosques tropicales que se elevan de manera casi perpendicular en la parte trasera de la casa, dando una sensación de acogedora terraza y resguardo del resto del mundo.
La finca comparte sus fronteras con los parques nacionales de Wyanad y Tholpaty, los últimos bastiones de la selva tropical Malabar y el refugio para la fauna y la flora. El día que me fui, temprano por la mañana, como gran despedida, pude ver en lo alto de la montaña en una zona despejada, un pareja de elefantes, impresionante no, pelos de punta de buena mañana.
El segundo día hicimos un trekking al pico más cercano a la finca. Nunca había estado en la selva, fue una experiencia única y memorable. Y en n la selva hay sanguijuelas, ya las conocía bien, pero sin embargo no sabía que algunas son aficionadas a la fotografía.
La casa rural de Wayanad es el sitio perfecto para naturalistas y amantes de la vida salvaje, tienen gente preparada de sobra para guiar y mostrar las maravillas de naturaleza que todavía persisten allí.
Y que sería de estos sitios fantásticos sin la gente adorable que cuida de ti y te hace sentir como en casa desde el primer momento. El servicio en Fringe Ford más de diez. El chef lleva trabajando cuarenta años allí y cocina todo con fuego natural de leña, nada de gas. Estos sitios están haciendo que sepa apreciar la buena comida casera India, deliciosa, algo que en las grandes ciudades es muy difícil de encontrar.
La aventura consiste en un montón de cosas revueltas y desordenadas, pero una de las que más incertidumbre provoca es no saber dónde vas a dormir al día siguiente. Así salí el lunes de Nileshwaram al norte de Kerala, después de estar tres días reconociendo la zona e inspeccionar tres hoteles en melodía «in crescendo». Mi intención era quedarme un día más en el último de los resorts, pero no lo pude conseguir, a pesar de intentarlo con todas mis armas. Quería quedarme para poder trabajar y elegir con calma el siguiente destino, que no tenía nada claro. Así que con mucha tristeza e incertidumbre, a una hora muy mala, cerca del medio día, salí hacia el sur desde The Neeleshwar Hermitage, después de hacernos la foto de despida.
Después de un montón de paradas, por una carretera con mucho tráfico y en un taller para cambiar el cable del velocímetro, llegué al primero de los destinos que tenía seleccionado. No me gustó nada y a pesar de que era por la tarde, decidí salir de allí como una bala en busca de una opción mejor a unos 25 kilómetros al sur. Y lo encontré 🙂 Chera Rocks es una casa que esta a 10 metros de la playa a unos 20 kilómetros al sur de Kannur. Tenía un referencia muy buena del dueño, ya que me dijo por correo que también era un Bullet Rider. Así que llegué cansado, pero se pasó muy pronto cuando me baje de la moto y me dijeron que no se podía llegar hasta la casa, nada más que andando. Eso era una muy buena señal. Mi cara un poco desencajada por la incertidumbre y el calor que había pasado, fue cambiando conforme bajábamos cargados la frondosa colina hacia la playa, por una sonrisa que todavía después de tres días mantengo perpetua.
Nivehdes es el propietario de Chera Rocks. Ayer fui con él fui hasta su ciudad natal, Thalassery, la capital inglesa de Kerala, de cuando los ingleses eran los dueños de este gran país hace casi 200 años. Me estuvo dando una vuelta por los sitios más pintorescos de este pueblo con un puerto clave, para el tráfico de pasajeros y mercancías, en el pasado colonial.
Volviendo a lugar desde donde escribo este post, estas son algunas fotos en las que sobran los comentarios.
Y toda esta inolvidable etapa de mi Aventura en India, se completa compartiendo adosado a 10 metros de la playa con un fotógrafo profesional inglés de BMW Touratech que está de vacaciones con su familia… flow flow, el flujo que si te dejas llevar, te lleva viento el popa, a través del gran Hindustan, siempre ajeno a los pequeños problemas y expectante ante qué será lo próximo que encuentres en el camino.
Mañana prontito me pongo el casco de nuevo y salgo hacia la jungla de los Western Ghats en busca del Elfante silvestre que todavía y que sea por mucho tiempo, vive en libertad por la colinas del sur de India. Millón de gracias a Nivehd y Ali por su hospitalidad y nueva amistad 🙂