El sábado la copa se quedaba en Madrid y el ambiente por todo lo alto en las calles. Tengo que decir que después de vivir dos años en Barcelona, la capital es mucho más auténtica, peculiar, con carácter. No solo son las tapas, la comida, la Mahou bien tirada… Los bares qué lugares añejos, con personalidad y un servicio cercano, amable, sin tanto postureo como en los bares de diseño en Barcelona. En La Alegría está la caña perfecta y el blanco y negro marino, anchoas y boquerones. La taberna de Casa Parrondo y Ramón, Asturias patria querida, que más decir. Ambos están en la calle Veneras, en pleno meollo madrileño. Si estas en La Latina los caracoles de Casa Amadeo son un manjar, haciendo barquitos.
Pero nada hubiese sido igual sin la compañía de los amigos en Madrid. Amador, el manager, VIP. Sergio el sospechoso cirujano de bichos varios, amante de India y sus gentes, Iñaki y sus libros en Arguelles, ex camarero de Bolis y Balones 😉 Javiji y Pascualiji, ambos alicantinos conquistando la capital. Pascual dirige el Ganz cafe-bristot, un lugar en el que los detalles abruman a la vista, con una excelente cocina y galería de arte. Y hablando de arte, Javi es un artista, un genio de los buenos. Y finalmente el re encuentro con Ruben y su excepcional revista El Duende, que precisamente cumple 18 años estos días. Felicidades y enhorabuena, sois todos muy grandes.

El domingo tenía programada Royal Enfield Madrid una Ride desde su tienda en Madrid, hasta el puerto de La Cruz Verde, poco después del Escorial. Todos sabíamos del pronóstico de lluvia, pero después del desayuno, gentileza de Javier, muy atento, cariñoso y Royal Enfield Madrid, decidimos salir de ruta. Llegamos sin contra tiempos, pero con la nube negra justo encima. Después de tomar algo empezó a chispear. Javier y el resto decidieron volver. Yo me quedé, no tenía prisa, ni equipo de agua 🙂