La fuerza del destino nos sigue llevando lejos del confort del hogar para descubrir nuevos horizontes. Esta vez ha sido en la misma península Ibérica. Recorriendo esta desde levante hacia poniente llegamos a Portugal. Y en la confluencia del río Duero con el Océano Atlántico se encuentra la preciosa «Portus» de los romanos, El Puerto, traducido al castellano.

 
 

El casco antiguo de Oporto es una preciosidad. Todo es cuesta abajo hasta la ribera del Duero, con algunas calles que dan vértigo. La ciudad está cuidada y limpia. Desde hace años el turismo ha cambiado el trasiego del centro, pero los portuenses están sabiendo mantener el alma de la ciudad. Los trabajos de restauración de edificios antiguos están hechos con mucho arte y calidad. En la zona de la Baixa no se ve un solo edificio moderno. Rehabilitan con gusto e inteligencia, algo que no se hace en todas partes.

El puente Luis I es espectacular y recuerda a los hierros imposibles de la torre Eiffel. Fue construido entre los años 1881 – 1886 por el ingeniero alemán Théophile Seyrig, que fue socio del famoso Gustave Eiffel, ahí está el truco.

 
 

Un poco más lejos de la Baixa, siempre cuesta arriba está la plaza de La República. Es uno de los sitios que más me gusta de Oporto. Poco concurrida, solo por los locales, tiene un precioso jardín muy bien cuidado, lleno de arboles de todo tipo y bonitas palmeras que le dan un aire muy colonial. Es como si estuvieras en un país del caribe.

Volviendo al centro histórico, la Baixa es Patrimonio de la Humanidad y recorriendo sus pintorescas callejuelas se encuentran muchos comercios, casi todos con mucho encanto. Hechos y mantenidos con el corazón.


El Café Bop está muy cerca del mercado más famoso de la ciudad, el Bolhao.
Este moderno y acogedor bar presume de que toda su música se reproduce a través de vinilos. La contra barra es una espectacular estantería con una colección de más de 3.000 discos. Espero que un día me dejen entrar para echar un vistazo, no les voy a pedir pinchar 🙂

Los portugueses son muy dulces en el trato, Delicatessen :), algo que siempre agradeces mucho cuando eres nuevo y extranjero. Les debe ayudar la gran cantidad de confiterías y tiendas de dulces que encuentras en la ciudad. Casi todas con mucha historia que percibes al entrar. Esta tienda se llama A Favorita do Bolhao y fue abierta en 1934.

Un poco más adelante esta Casa Lourenço. Los que me conocen saben bien que sería capaz de comer solo pan y queso. Esta tienda familiar es un paraíso para «os amantes de queijo».

 
 

Y la felicidad y vuelta a la adolescencia es entrar en una tienda de discos y mover los dedos entre ellos. En este caso la tienda tiene un nombre muy popero, Louie Louie, original temazo de los The Kingsmen y que hacia temblar Queché Alicante en el año 1993 con el cover del tío Iggy Pop.

Otro oasis perdido en el tiempo y con aroma añejo de papel de libro es la Livraria Timtim pot Timtim. El paraíso para coleccionistas y amantes del cómic es un mundo en si mismo, en el que podrías entrar y no salir en muchos años. Se respira la fantasía, la aventura y la emoción de soñar despierto a través de la lectura.

 

 
Para rematar la faena, si te gusta la fotografía, puedes ir en busca de Máquinas de Outros Tempos y te quedarás con la boca abierta de los que encontrarás allí.

Otro día haremos un repaso más underground del ambiente juvenil y perroflauta que se vive en diversos sitios del centro. Una gozada ver a la gente en libertad, en plena calle bebiendo, fumando y sonriendo, sin ver a un solo policía municipal con porra, barriga prominente y cara de estreñido.

 
 

Os dejo con este maravilloso Mustang de color blanco. Voy a ver si me hago colega del melenitas y me deja dar un paseo. Por ahora Iker Casillas no aparece, ni responde a mis llamadas, pero no pierdo la esperanza 🙂