El gran atractivo de un viaje al Himalaya con los cielos despejados y azules. Viajar por Nepal con una Royal Enfield es una delicia. Y si además hay una huelga de transportes de varios días y la carreteras están despejadas, es tener mucha suerte.
El primer día teníamos por delante 145 km desde Katmandú a Gorkha, de los cuales hubiesen sido muy duros los primeros, la salida de Katmandú y del valle en el que está la ciudad.
Sin un solo coche, camión o autobús, solo alguna moto y muchas ambulancias, subimos dejando Katmandu en el retrovisor y entonces, después girar una curva, vimos por primera vez la cordillera del Himalaya posando para nosotros con el cielo azul como fondo de escenario.
Después de varias paradas, la comida y el puro de Claudio, llegamos a Gorkha con tiempo de dar un paseo y ver el atardecer entre las colinas del este.
El segundo día empezó, fue el único, con nubes bajas ocultando el valle y haciendo que más de uno pensase en ponerse el traje de agua que llevamos por si llueve. Al final fueron unos pocos kilómetros apretando los dientes, pero muy suaves con el freno.
Justo cuando despejó el cielo subimos a Bandipur, un pequeño pueblo con unas fantásticas vistas, entre Gorkha y Pokhara. La subida fue un gustazo con Five casi rozando estriberas en los ángulos más cerrados e inclinados.
La bajada fue más tranquila disfrutando de las vistas y del campo y sus paisanos.
Y son estos momentos sobre Five los que nunca olvidaré. Llegando a Pokhara, el Anapurna se muestra como una de las escenas más grandiosas para contemplar sobre este planeta.
Pokhara, su lago y su montaña, un sitio de esos que pongo en mi lista de muy pocos, en los cuales te quedarías una temporada para disfrutar realmente de su magia.
Estas son las magníficas vistas desde nuestro hotel en Pokhara, el nuevo hotel Athiti.
El día siguiente fue de descanso y me fui a la colina cercana de Pokhara, desde donde se puede hacer uno de los mejores saltos en parapente tandem del mundo, hasta aterrizar cerca del lago. Desde allí puede observar tranquilamente la grandeza de la montañas que tenía ante mis ojos.
De Pokarha salimos hacia Tansen, 125 km de preciosos valles de curvas enlazadas, atravesando villas y puentes sobre ríos serpenteantes y bravos.
En el camino a Tansen atravesamos un pueblo grande en el que pudimos ver que la tensión de la gente iba aumentando conforme llegaba la fecha de las elecciones generales en Nepal. Las carreteras seguían cerradas y sólo circulaban algunas motos y turistas en furgonetas, muy de cuando en cuando.
La llegado al caer la tarde a nuestro hotel en Tansen fue de lo más espectacular, a través de un sendero muy off-road subimos a un repecho en el cual nos encontramos de nuevo con todo el poderío de la montañas más grandes del planeta.
Al día siguiente salimos hacia Chiwtan, nos esperaban 180 km, la mayoría por la llanura del sur de Nepal, donde discurren todos los ríos que fluyen de las montañas. Quedaban dos días para la elecciones y era último para hacerse notar, el día siguiente era la jornada de reflexión.
Y llegando a Chiwtan, justo después de pasar por el sitio más revuelto de toda la semana, llegó lo que todos estábamos esperando, el pinchazo. Los pinchazos en los tours conllevan el pago de una varias rondas de cervezas al resto del grupo, dependiendo de lo espléndido que se ha el desafortunado. Remarco que este fue el único problema «mecánico» que tuvimos en las seis motos.
Chiwtan es uno de los Parques Nacionales de Nepal, famoso por los Rinos y los Tigres. El día de descanso lo aprovechamos para entrar en el parque en un Jeep Safari.
Con mucha pena nos fuimos de Chiwtan, temprano con el amanecer a las doce y la luz encendida. Nos esperaba una jornada larga de 200 km, con la incertidumbre de lo que nos íbamos a encontrar en el camino a Bakthapur, que pasaba por la circunvalación de Katmandú.
Pero antes del paso por Katmandú nos esperaba la mejor vista de la cordillera de todo el viaje. No cabe ni en cuatro fotos, desde el Everest, hasta el Anapurna. Y como no este es un plano de Everest, justo el monte que está detrás, en medio. El mirador, casi abandonado por la falta de tráfico de la antigua carretera que une India y Nepal, está en Daman, un paso de un puerto de 2500 metros de altura.
Y llegamos a Bakthapur sin problemas para descansar un día en tan bonita y monumental localidad.
Desde Bakthapur pasando por Nagarkot iniciamos un descenso por un camino off-road de 10 km, contemplando detrás de cada gran curva el infinito valle y las enormes cumbres al fondo sobre el tapiz azul. La jornada era de 90 km que nos llevaban hasta casi la frontera con China, en Kodari. Allí pasaríamos otra noche en la jungla en un precioso resort, al cual que se llega atravesando un puente con una caída de 160 metros, desde que el se practican saltos de puenting y otras modalidades. Ninguno de los ruteros no atrevimos.
Y volviendo, el último día a Katmandú, tristes pero muy contentos de la suerte de haber vivido tan fantástico viaje, de nuevo, el Everest ante nuestros ojos. Fue entonces ese momento intenso de la despedida y de dar gracias.
Saludos, voy a hacer ese mismo viaje en unos meses, me gustaria hablar contigo para unos consejos. gracias anticipadas
Hola Antonio, te envío un email 🙂
Hola Daniel, me gustaría contactar contigo ya que a finales de 2018 pretendo hacer la misma ruta en moto en Nepal que hciiste. depsués de estar en el centro de la India uieroa ir a Nepal y hacer dicah ruta en moto, ya he estado por el sur de la INdia en moto
Hola Bruno, te mando un correo!! Un saludo!
hola me encantaría que me mandaras ese mail, vuestro viaje es una inspiración ! crees que se podría hacer entre julio y agosto???
Hola como poder se puede, el problema es el monzón. Quizá tengas lluvia y muchas nubes que impiden ver los picos del Himalaya. No es la mejor época del año. Mejor octubre – noviembre o marzo – abril. Un saludo!