Pero muy contento de poder haberla llevado tantos días y asustar a esos niños con los que he cruzado miradas y sonrisas durante la gran experiencia de haber participado en el Music For Them 2012. Hace poco más de año en la presentación del Music For Them 2011, en el Cervantes de Delhi, conocí al «Capitan», Pablo Castells. Abogado catalán y enamorado de la intensa India desde hace varios años, después de hacer un voluntariado en Calcuta, en la Madre Teresa. Poco después fundo la ONG Sreets of India, con la que trabaja en diversos proyectos locales en el subcontinente, en la mejora de la calidad de vida y bienestar de la población desfavorecida, en las áreas de salud, alimentación, educación, infraestructuras, medio ambiente, mujer y discapacidad. Music for Them es un proyecto de Streets of India y esta ha sido su cuarta edición.http://www.streetsofindia.org

Gracias a su confianza he podido vivir aquello que me dejó en el auditorio del Cervantes con la boca abierta y el corazón emocionado. Un grupo de músicos locos se iban a la India profunda, a tocar y a cantar a los niños huérfanos, enfermos y discapacitados, en casas de acogida, leproserías y hospitales.

Este año yo era uno de ellos, un loco claro, porque músico no. A pesar de intentar coger la pandereta el primer día de ensayos, con poca fe y menos ritmo. Pero mis compañeros, Saul, Arantxa, Tania, Esther y Pablo sí que lo tenían y yo he intentado dar fe de ello, portando la cámara, allí y allá a donde nos movíamos.

Después de dos viajes en tren de 16 y 36 horas en cuatro días, con parada en el centro de acogida de Jabalpur para actuar, llegamos a Bangalore. Allí un coche nos recogió para llevarnos a Anantapur, doscientos kilómetros al norte de Bangalore. Esta señora ya estaba riéndose de nuestro «long voyage».

El primer trayecto nos llevo hasta Jabalpur, a la casa de acogida Karuna, con la que colaboramos hace unos meses, en Bolis y Balones, comprando un ordenador para la gestión del centro y la educación de la niñas. Allí nos quedamos una húmeda noche con intensas lluvias.El día siguiente, lunes 6 de agosto, cogimos de nuevo un tren a las 8 y media de la mañana, que nos iba a dejar en Bangalore, el martes a las nueve de la noche. Yo sabía la duración del trayecto, pero no por donde iba. El martes a medido día, decidí preguntar al GPS de la BB el lugar donde estábamos. Me llevé una gran sorpresa, cuando vi que íbamos paralelos a la costa oriental India, del mar de Bengala, yendo hacia el sur, hacia Chennai.La ilusión y los objetivos comunes del grupo de Music For Them hicieron que el viaje en tren pasase prácticamente desapercibido para nosotros. Los ensayos en pleno vagón, las continuas paradas en las estaciones… No se puede contar el viaje en tren en India, se tiene que experimentar.
La parte central de recorrido fue bajo los efectos del famoso monzón. Vimos campos anegados, torrentes casi desbordados, y lo peor de todo, tramos en los que el tren iba muy despacio, con el agua muy cerca de los raíles. Yo me pregunta si llevábamos chalecos y botes salvavidas.El tren tenía su origen en el estado de Vihar y el trayecto total era de 56 horas. Nuestro vagón estaba lleno de estudiantes que iban a Bangalore para estudiar la carrera de informática. Estaban felices de empezar una nueva vida independiente, en la gran ciudad, lejos de sus familias y seres queridos.Llegamos a Bangalore a la hora de cenar, después de reventar de público nuestro vagón ensayando el repertorio de Music For Them. En el blog de esta edición tenéis algunos vídeos impactantes. En uno de ellos un policía sostiene el fusil con la mano derecha y con la izquierda un cascabel, acompañando a los chicos de la banda.

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Después de una reparadora cena salimos en coche hacia Anatapur, al Campus 1 de la Fundación Vicente Ferrer, a donde llegamos sobre las tres de la mañana, a nuestra habitación de 15 camas, preparada para el escuadrón de Music For Them. Al llegar allí el tiempo empezó como siempre a hacerse denso y lento.Combinamos las visitas a proyectos de la Fundación con los bolos que teníamos programados y algunos improvidados, como el la presa que visitamos. Cerca del lugar, había un mitin de un partido comunista, que quedo desconvocado al empezar nuestra actuación en la presa.

Toda la estancia fue como un momento increíble, un sin parar. En la visita a la tumba de Vicente Ferrer, conocimos a su mujer, Anna Ferrer, la que lleva ahora el timón de la fundación. Estaba por allí buscando la inspiración de su marido, para encontrar el titulo de un libro que se publicará a finales de año, sobre los pensamientos y reflexiones de Vicente.

El viernes tuvimos la suerte de asistir a una presentación de Anne Ferrer en la Fundación. Fue algo divino escuchar de su boca, las palabras sobre su marido, además de otros detalles sobre cómo se conocieron. Lo que más me impacto fue la paciencia y perseverancia que tuvieron los primeros veinte años, sin conseguir apenas resultados, ni apoyos, para luego, en los siguientes 15 años hacer todo lo que he visto y sentido en Anatapur.

Pablo me insistía en que antes de la llegada de Vicente a Anantapur, aquello era una zona mucho más árida, desértica. De hecho, los especialistas dicen que es la zona más seca de la India después del desierto del Thar, en el Rajastán. No me lo podía creer hasta que ví varias fotos del pasado en la presentación. En los desplazamientos hacia los proyectos por el campo, el paisaje me recordaba de cierta manera, las Toscana italiana. Aquí está la web de la Fundación, en su tienda on-line, tiene preciosidades de artesanía India, hecha por los beneficiarios de la Fundación, a unos precios muy buenos.

Fundación Vicente Ferrer.

 

Visitamos proyectos de los ganaderos y nos explicaron como gestionaban el ganado y lo que les había aportado la Fundación, cientos de animales para sus establos. Fuimos a ver como aprovechan la energía del sol de Anantapur que tiene, como en Alicante, más de 300 días al año de sol. La usan para alimentar las bombas con las que extrae agua de los profundos pozos subterráneos. Con ella riegan las enormes plantaciones de cacahuete, el cultivo predominante el zona. Este sistema es por goteo para optimizar el consumo de agua.Nos tomamos un chai con una familia, de las miles de los campos de Annatapur, que utiliza el bio-combustible en forma de gas para la cocina. Nos comimos sus cacahuetes, probamos lo tomates y limones de la huerta. Fue un rato en aquella casita rural de los que recuerdas para siempre, por la cálida acogida de los humildes campesinos, las presentaciones familiares, las risas con el chai y muchas miradas cómplices de la curiosidad, de todos para todos. Propusimos quedarnos, pero no nos dejaron. Los conductores de la Fundación tenían hambre y salieron a reacción hacia el Campus 1, que ya era la hora de comer…Actuamos en diferentes sitios, en el salón de actos de la Fundación, para los voluntarios. En un orfanato de niños con el virus del sida (VIH). En un colegio de niños discapacitados físicos y psíquicos, al que vinieron los sordos de un centro cercano. En un salón de actos del proyecto de artesanía de la Fundación, actuamos para todas las mujeres y chicas que hacen los productos que puedes encontrar en las tiendas de la Fundación. En los colegios, los líos fueron importantes, como en un colegio de adaptación para niños, del cual tuvimos que salir escoltados por los conductores y nuestra traductora, Sri.

De vuelta a Delhi los pensamientos sobre lo vivido no se van de mi cabeza. Es la energía que he traído de Anantapur y que tan bien me va a venir para afrontar a todo trapo el día a día de las próximas semanas en la gran ciudad y en el trabajo… Aunque la experiencia me va marcando el camino y pronto volveremos a hacer una misión, para llevar esperanza y alegría a las gentes más pobres y desfavorecidas de este grandioso país en el que vivimos y al cual, odiamos y amamos por momentos con la misma intensidad, con la que él nos mantiene aquí.

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