Después de la playa ha sido fantástico poder pasar un par de días en la casa rural de Wayanad, en miedo de la nada. Bueno en medio de la selva tropical. La finca fue llamada Fringe Ford por el inglés que la compró para hacer una plantación en la época colonial.
Está engullida en un precios valle, rodeada de montañas con frondosos bosques tropicales que se elevan de manera casi perpendicular en la parte trasera de la casa, dando una sensación de acogedora terraza y resguardo del resto del mundo.
La finca comparte sus fronteras con los parques nacionales de Wyanad y Tholpaty, los últimos bastiones de la selva tropical Malabar y el refugio para la fauna y la flora. El día que me fui, temprano por la mañana, como gran despedida, pude ver en lo alto de la montaña en una zona despejada, un pareja de elefantes, impresionante no, pelos de punta de buena mañana.
El segundo día hicimos un trekking al pico más cercano a la finca. Nunca había estado en la selva, fue una experiencia única y memorable. Y en n la selva hay sanguijuelas, ya las conocía bien, pero sin embargo no sabía que algunas son aficionadas a la fotografía.
La casa rural de Wayanad es el sitio perfecto para naturalistas y amantes de la vida salvaje, tienen gente preparada de sobra para guiar y mostrar las maravillas de naturaleza que todavía persisten allí.
Y que sería de estos sitios fantásticos sin la gente adorable que cuida de ti y te hace sentir como en casa desde el primer momento. El servicio en Fringe Ford más de diez. El chef lleva trabajando cuarenta años allí y cocina todo con fuego natural de leña, nada de gas. Estos sitios están haciendo que sepa apreciar la buena comida casera India, deliciosa, algo que en las grandes ciudades es muy difícil de encontrar.