Empezamos el finde en Fort Kochi, un puerto al que llegaron los portugueses en 1.500 d.c. y en el que está la iglesia cristiana más antigua de la India. La basílica de Santa Cruz. También vacas aparcadas en el sur por todas partes, y algunas cabras muy perrunas!.



Los pescadores chinos manejan los contra pesos de sus artilugios para sacar las redes del agua a lo largo de la bahía y el paseo marítimo. Allí se compra pescado y marisco bueno y barato. En seguida, un amable joven te lleva a su restaurante para cocinar y servir el pescado fresco.



Todos los colegios que vemos son de monjas y curas, y me recuerdan mis años con los salesianos. Los niños y niñas van perfectamente uniformados y nos los encontramos continuamente durante todo el paseo, por la calle, como si fuesen un parte más del parque de atracciones. El momento más intenso, la salida de clase, con los autobuses en hilera esperando en una estrecha calle. Un revuelo de niños sonrientes y alegres de volver a casa.


Los anónimos aparecen de vez en cuando deambulando por la calle y son la otra cara de la moneda. Todos tienen las piernas extremadamente delgadas y tostadas del sol.



El día siguiente subimos en el autobús rumbo a Allepey. Un población rodeado de canales de agua, la Amsterdam de mar Arábigo.


Después de algunos contratiempos con las reservas debido a la poca antelación me hago con un volante y libertad de movimientos. Y con los ojos cerrados!!





En una de las paradas encontramos una iglesia cristiana celebrando el aniversario de su santo. La sonora megafonía en la palmeras nos acompaña el camino de unos cientos de metros hasta el lugar, rodeados de frondosos campos de arroz y palmerales exuberantes . Allí encontramos un gran escenario, junto a la iglesia, con altar y santo incluido. Estos jóvenes músicos que terminaban su bolo pastoril posaron amablemente para la posteridad.


La vida se desarrolla entorno al agua de los canales. Alli empieza y acaba todo. Cada casa tiene su piscina en frente para uso familiar.


La lengua en Kerala es le malabar, lo hablan unos 35 millones de personas y los primeros escritos son de cientos de años antes de cristo. Un kerales nos cuenta sobre su lengua que es mal sonante y con dificultad lingüística, por ser el alfabeto más extenso que nuestro. Nos dice que nosotros sonamos mejor, con más armonía.



El momento del remojo llega al atardecer y se agradece para terminar el día fresquito.



El sol se pone por el oeste por encima de un arrozal inmenso. A dormir.


Horas más tarde amanece por el este, iluminando el río y transmitiendo la energía necesaria para que siga la vida.



El que sujeta el cabo es Reijmon, nuestro patrón. Los que están a su alrededor su familia, hijos, señora, y su padre. Cenamos en su casa un curry y pescado seco muy espaciado con pimentón dulce y otro marinado con limón y jengibre.


El pajarraco es un Kingfisher, rey pescador. Su nombre lo lleva la conocida marca de cerveza india. Es la señal.


La forma de conducir aquí es la barra libre. El conductor del autobus debe cumplir unos horarios y los cumple. Lo mejor que se me ocurre es hacer un juego para la play, de como sobervivir en estas carreteras… es difícil de explicar.