Aún siendo una gran ciudad de más de siete millones de habitantes, Río de Janeiro es la Cidade Maravilhosa. El mar, las playas, los morros, la bahía y el lago Rodrigo de Freitas, forman un entorno único.

Si te gusta la música y la cerveja freesquina puedes tener el problema de no querer irte nunca, sobre todo si estas en tu casa.

L´homme de Río de Janeiro, el hotel

Como siempre vamos buscando alojamientos hechos con el corazón y con personalidad propia. Y seguimos acertando de pleno. L´homme de Río es nuestra mansión en Ipanema. Porque así es, te sientes como en casa en una preciosa mansión rodeada de jardines tropicales. Arriba tiene una piscina con vistas hacia Ipanema y Copacabana. La situación es espectacular y se llega desde la playa de Ipanema en 10 minutos caminando.

Está en la calle St. Romain que va al morro de favelas de Ipanema. Ves el trasiego de vendedores ambulantes de la playa bajando por la mañana y subiendo por la tarde. Durante todo el día la vista se te va a las casas amontonadas en la colina de diferentes colores. Haz click aquí para ver las fotos del hotel L´homme de Río.

El hombre de Río es una película francesa de Jean-Paul Belmondo dirigida por Philippe de Broca. En el precioso salón de la casa hay un enorme cartel de esta película. Cuenta con una gran terraza en la parte delantera con vistas a las favelas y las playas de Copacabana e Ipanema. La parte de atrás es un precioso jardín donde se desayuna escuchando los pájaros.

El precio me parece muy correcto. 75 € la habitación doble con terraza con vistas. Está es la más económica, hay dos categorías superiores en la parte que tiene la piscina arriba. Solo son 10 habitaciones, es raro cruzar un huésped. Solo la perrita Nina altera la paz y tranquilidad del sitio.

Ipanema y su playa

La chica de Ipanema, Garota de Ipanema, es una tema de bossa nova compuesto en 1962. Mi melodía en el subconsciente aquellos días.

El barrio es digno de conocer paseando entre sus elegantes calles. Los frondosos árboles hacen de estas túneles de sombra que ayudan a combatir el clima tropical. Todo tiene carácter y personalidad. El zapatero de la esquina, los kioscos, las terrazas de los barres locales con personas variopintas, todos en chanclas havaianas y bermudas, tomando mucha cerveza. Las boutiques de moda y todo tipo de tiendas de lujo, entre droguerías 24 horas con todo tipo de remedios.

Los restaurantes son pintorescos y un día almorzamos una riquísima moqueca de peixe en un lugar mítico. El Restaurante e Bar Garota de Ipanema es parte de historia de la bossa nova.

Desde un balcón, los amigos Vinicius de Moraes y Tom Jobim vieron a Helô Pinheiro en su dulce andar hacia la playa y compusieron el éxito internacional que finalmente cambió el nombre al entonces Bar Veloso.

La leyenda inspira la decoración de la sala y su ambiente relajado.

La arena de la playa es fina y dorada. El mar es azul y rabioso, especialmente en Ipanema en donde se juntan los surfers que bajan a la playa descalzos con sus tablas. Además en la playa se agrupan tribus entorno a los puestos de socorro y las barracas, los chiringuitos. Todos los que hay sobre la arena son desmontables y no hay mesas ni sillas. Alquilas las sillas y la sombrilla y compras las bebidas. Pero es difícil porque por la playa están los vendedores ambulantes continuamente ofreciendo comida y bebida. Probé el queijo coalho (queso fresco a la brasa con especias preparado al momento en un pequeño hornillo). También los espetos de camarones frescos con un chorrito de lima estaban deliciosos.

La noche carioca

Disfrutamos de la música en vivo las tres noches que estuvimos en Río. La primera en la playa de Copacabana en Beco das Garrafas. El nombre dado a un callejón sin salida de la calle Duvivier, que ha sido sede de varios clubes nocturnos desde la década de 1950 y 1960. Esa noche actuó una banda de Samba jazz con trompeta y saxo. La sala de Bottles Bar es pequeña y muy acogedora. La calidad de acústica es muy buena. Disfrutamos mucho.

La segunda nos fuimos a conocer las escaleras y los arcos de Lapa, en el centro de la ciudad. Allí tomamos unas croquetas de pescado. Después entramos en el Bar Carioca da Gema a ver una banda de samba. Nos pegamos unos bailes y toqué el bombo. La tercera volvimos a Copacabana a ver un dúo de bossa nova, guitarrista y cantante. Despedida perfecta de Río de Janeiro y hasta luego!!