A poco más de dos horas y media de New Delhi está Dadhikar Fort, un fuerte medieval con 1000 años de historias de reyes y terratenientes. El enclave está a poco más de una decena de kilómetros de Alwar, encaramado en una colina de las montañas Aravali. La zona es muy rural y los campesinos son los únicos vecinos.
Sentir que es tu casa por un par de noches en una experiencia bonita. Sus frondosos jardines, los pasadizos, las terrazas con las vistas, hacen del recinto un lugar muy acogedor. El servicio es correcto y agradable y la cocina más que buena.
Una excelente opción para empezar una ruta por Rajasthan desde Delhi o para escapar de la ciudad durante un fin de semana.
Los Backwater de Kerala son los remansos de los arroyos que bajan de las montañas de los Ghats occidentales. Para llegar a ellos hay que bajar y despedirse con nostalgia de la montaña y su frescor. Aunque estando en un sitio como el Coconut Lagoon, el frescor no lo pierdes más bien lo ganas, en un frondoso jardín entre canales de agua y sus correspondientes puentes. Al hotel se llega después de navegar por un canal viendo el colorido de la ribera de los backwater. Al desembarcar te reciben amablemente, con música de flauta, aunque llegues fuera de tus casillas, algo que agradezco siempre muchísimo. Llegué un poco nervioso y con prisa porque tenía que llevar la moto a Cochin para subirla en uno de los tres trenes que pasaban por allí esta misma tarde, con destino Delhi. El director del hotel se me presento y ofreció su ayuda. Me aconsejó llevar la moto a una estación mucho más cercana, en la cual en lugar de perder el día completo perdí solo medio. Mil gracias.
Tras el siempre divertido rato de poner la moto en el tren, ya de vuelta al hotel en bus, llegó por fin la calma y el disfrute del Coconut Lagoon, como todos los hoteles de CGH Earth diferentes con mucha personalidad y un servicio excepcional. El día 2 de diciembre volví a Delhi para empezar un tour con un cliente el Rajasthan. Ahora escribo desde la bonita Udaipur. Los descansos son cortos en esta intensa India cambiando continuamente como un camaleón del desierto…
Siempre me ha atraído mucho el tema de las especias. Primero por los legendarios viajes de los exploradores que llegaron a tierras del sur de India hace siglos y descubrieron este oro en polvo. Y segundo por lo ricas que están y el placer que suponen al paladar.
Ahora estamos en el reino de las especias, el resortSpice Village en Thekkady, Kerala, lugar muy conocido por la reserva de tigres de Periyar. El hotel es un homenaje a las especias y aventuras que corrieron los europeos que llegaron en barco hace un par de siglos a las costas del sur de India. La vida salvaje, las aves y todo lo que tiene la naturaleza y la aventura, lo encuentras comprimido en este excelente hotel de lujo de la mejor cadena de hoteles india, CGH Earth.Cómo cadena de hoteles no puedo compararla con ninguna de las otras que conozco. Todo gira en torno al bienestar no sólo del cliente sino también del entorno. He conocido algunos sitios en India independientes que siguen las mismas pautas, pero lo sorprendente de CGH Earth es que es una gran cadena con 17 hoteles, pero no hace las cosas como tal. Las hace con detalle, pasión y cariño por el huésped.
El hotel tiene 52 casas – cabañas de lujo, muy bonitas y acogedoras. Están repartidas por la finca entre todos los arboles y las plantas, más característicos del sur de India, con sus nombres técnicos y el fruto o especia que regalan. Mientras la recorres es muy fácil ver y oír una gran variedad de aves tropicales de diversos colores y tamaños. A la hora del ocaso surcan el cielo miles de enormes murciélagos, ávidos de un buen almuerzo a base de frutas del bosque.
El servicio profesional y amable, de ese que parece que sabes lo que quieres antes de pedirlo. Todo esto remata con una excelente cocina local e internacional basada en las especias orgánicas de su propia huerta. Y para los adictos a la cafeína, el café orgánico que cultivan en su huerta es el mejor que he probado en mi vida. Una mezcla del mejor café que tenemos en Europa con toda la intensidad de los aromas de las especias del sur de India, cardamomo, comino y alholva. Solo se puede catar allí, en la tienda no lo venden, motivo de sobra para querer volver siempre.
La ruta de las plantaciones llega a Wayanad, el primer distrito del estado de Kerala en plena cordillera de los Ghats Occidentales. Recuerdo que la primera vez que mire el mapa de India, como siempre mirando hacia el sur, ya me llamó mucho la atención este lugar. El año pasado en mi ruta en solitario, también quedé fascinado por la belleza y contrastes de estas tierras fértiles del sur de India. El famoso paraíso tiene que ser muy parecido, rodeado de reservas naturales y santuarios de vida salvaje, por los cuatro puntos cardinales. La fértil tierra roja y el clima tropical hace que el viaje sea un continuo paso a través de una vegetación exuberante con plantaciones, principalmente de café y té. Y justo en el centro de este vergel tropical, rodeado de colinas y macizos de piedra negra, se encuentra Tranquil Resort.
Mucho más que un alojamiento de lujo en Wayanad, Tranquil Resort es una experiencia de viaje increíble e inolvidable. Desde la puerta de entrada de la propiedad hasta la casa principal, recorres un kilómetro y medio por un sendero increíble a través de la plantación de café, sus palmeras y arboles centenarios. La plantación se creó alrededor del año 1800, en la época colonial. Los dueños británicos la vendieron a los holandeses y luego a empresarios indios, después de la independencia. En 1994 la plantación fue comprada por Aswati Plantations Ltd. El café es la principal cosecha, junto a la pimienta y nuez de areca. En los últimos tiempos se cultiva nuez moscada y árboles frutales exóticos como el mangostán, el lichi y la vainilla. La principal estación de cultivo para el café y la nuez areca es entre mediados de enero a mediados de marzo, durante los cuales, la plantación está en plena actividad.
Todo te hace sentir que estás en un sitio excepcional. La amabilidad con la que te recibe Ajay y su familia es exquisita, natural y sincera. Ellos son ahora los propietarios de la casa principal. Sus padres la rehabilitaron como hotel y vivienda, y ellos la han sabido convertir, con seguridad, en uno de los alojamientos con más encanto y personalidad del mundo. El buen gusto en la decoración, la comodidad de las habitaciones, los frondosos jardines, la piscina rodeada de preciosas plantas, los diversos senderos para recorrer la finca, acompañado de uno de los mastines de la familia. Todo ello junto a la hospitalidad de sus anfitriones, te hacen sentir parte de esta plantación legendaria, en medio del paraíso. Solo deseas que el tiempo se detenga.
Mi amigo Shibu, alma y carácter del Buddas Garden Goa se ha prestado de modelo para representar algunas de las posturas que habitualmente hago sobre la moto después de llevar muchos kilómetros acumulados con pocas paradas.
La primera de ellas consiste en abrir las piernas fuera de las las estriberas, evitando rozar el suelo, sin doblar las rodillas y con las puntas de los dedos mirando al suelo. Estiramos las rodillas y los músculos de la pantorrilla, manteniendo la columna vertebral recta y relajando los músculos de la boca, abriendo ligeramente. Movemos los músculos del pecho respirando profundamente y despacio.
En la segunda las piernas se mueven hacia delante, con las puntas de los pies hacia delante. Estiramos los dedos de los pies, las rodillas y los músculos de la espalda, estiramos los brazos con la boca medio abierta, respirando profundamente.
En las Royal Enfield Bullet se apoyan las piernas o los pies sobre las barras protectoras laterales y muy es cómodo para descansar.
Para la tercera apoyamos los empeines en las estriberas traseras del pasajero. Estiramos los brazos, con la columna vertebral recta, doblando las rodillas con los dedos de los pies hacia atrás, respirando profundamente.
La cuarta movemos todo el cuerpo hacia atrás todo lo que podamos. Estiramos todas las partes de los brazos, los pies hacia atrás, el cuello y la columna rectos, respirando profundamente.
En la quinta nos levantamos sobre las estriberas, inclinando las puntas de los pies hacia el suelo. Estiramos los músculos de la pantorrilla y de la espalda baja, con las manos rectas, la boca medio abierta y la cara relajada, con una inhalación profunda.
La sexta y séptima dependen de lo relajada que esté la carretera. La postura consiste en girar el tronco a izquierda y derecha sin dejar de mirar hacia delante, con una mano en el manillar y la otra lo más cerca posible del piloto trasero. Estiramos los hombros y la cadera, con las piernas relajadas y respiración profunda, abrimos y estiramos los músculos del pecho.
Normalmente estas posturas la hago solo cuando la condición de la carretera lo permite, sin tráfico y a una velocidad muy baja. Algunas veces apago la moto en las bajadas de los puertos de montaña y es el momento perfecto 🙂