Escribo ya desde Goa. El viaje desde Aurangabad hacia el sur a Hampi ha sido duro. Marta ha hecho estos mil y pico kilómetros en autobuses locales. Ha hecho bien, las carreteras a ratos largos infernales y algunos otros más tranquilas. De todo. Como es India.
Algunas veces India atosiga, sobre todo en las grandes ciudades, son infernales, polvorientas, ruidosas, difíciles de digerir una tras otra durante varios días. En Solapur el hotel internacional nos despertó una hora más tarde y líe una buena por la mañana con los de la gorrita y yeeeeees Sir.
En la moto he ido más cómodo solo, aunque ha habido días largos de mucho tráfico las carreteras. Hablaba conmigo mismo sobre los p—s camiones y otros vehículos más grandes que el mío. La Himalayan va como la seda. Cada vez más contento y en ya en Goa está descansando con 3500 km en el marcador.
Llegamos a Bagalkot desde Solapur para conocer la área de Badami, la tierra de la dinastía de los Chalukas, entre lo siglos XVI y XVII dc. Allí estuvimos alojados en Kanthi Resorts, excelente restaurante y muy buen servicio. Lo mejor en la zona, sin duda.
Desde allí hicimos un circuito de 90 kilómetros por los templos más conocidos del área Estamos el Diwali, el festival indio más importante, por el movimiento interno que genera, como nuestras navidades. Está lleno de turistas indios por todas partes. Nos persiguen desde Mc Leod. A penas vemos algún giri de vez en cuando y un par de grupos de occidentales sexagenarios.
Y por fin llega el día de Hampi, otro macro legado de pasado de estas tierras del subcontinente. Y llegamos a un palacio digno del presente y sin duda inspirado en el pasado, el hotel Orange County Hampi. A muy pocos kilómetros de Hampi, en medio del campo y sin nada alrededor, se alza este excelente hotel de lujo. La habitación espectacular, de cuento de las mil y una noches. El servicio sonriente y atento. Las comidas frente a la piscina y las cenas en el restaurante, un lugar de ensueño.
Hampi fue la capital del Imperio Vijayanagara entre los siglos XVII y XIV dc. Está en el valle del río Tungabhadra, en Karnataka. Es un conjunto de templos y otras edificaciones patrimonio de la Unesco. Está edificación es de los Baños de la Reina.
El paisaje le da un toque mágico de cuento. Las colinas de la zona están formadas por chinas gigantes de piedra, pulidas en perfectos cantos rodados. Están apoyadas unas sobre otras la mayoría, por todas partes, como si un Gulliver les hubiese dado una patada a esas chinas desde el Himalaya.
El sueño de esos atardeceres termina de nuevo cuando volvemos de nuevo a la carretera. Esta vez a casita, es bueno tener casitas en India, Goa 🙂
Mañana salimos de nuestro oasis en Goa hacia el sur, para empezar la Ruta de las Plantaciones, paraísos tropicales, india rural, café, té, pimienta, cardamomo, cocoteros ricos. Unos 1500 km por los Western Ghats, la cordillera que recorre los estados de Karnataka, Tamil-Nadu y Kerala. Una India diferente a la del norte, más sosegada y rural, menos población y más frondosa. Vamos a cruzar con Burry unos 20 parques nacionales o santuarios de vida salvaje. Siempre me sorprende lo mismo, la cantidad de vida animal salvaje y domesticada que tiene India, a pesar de lo poblada que está. En España no tenemos ni saltamontes.
Dharamsala es un punto de encuentro multicultural donde los habitantes locales hindúes Gaddi se mezclan con los monjes y refugiados tibetanos de primera y segunda generación. Además de estos y los turistas indios que vienen a la montaña a descansar o hacer un trek, viajeros de todo llegan buscando la espiritualidad que emana la cultura tibetana asentada en estas colinas.
Y arriba de una de ellas se encuentra Jagatram Niwas. Un lugar perfecto para estar alejado del bullicio del McLeod Ganj y a un paso de todos lo centros de yoga y meditación, que repasaremos luego.
Es uno de esos sitios únicos que encuentras de vez en cuando, a los que no se puede llegar en coche, ni en moto. Solo se puede llegar a pie atravesando los campos y casas de los campesinos entre los que está Jagatram Niwas.
Las habitaciones son cómodas, los aseos están limpios y se disfruta mucho de la terraza, orientada al medio día y con vistas al valle. Tiene una cocina en la que puedes hacer tu propia comida todos los días. A un paseo de encuentra Dharankot, donde se puede comprar casi de todo, además de tener restaurantes y un bar.
Pero lo mejor de todo son el casero, el amigo Bavinder y su familia. Viven en la casa de al lado, con las raíces muy profundas en estas tierras de las colinas del Himalaya y saben como cuidar de los huéspedes occidentales.
Un sitio perfecto para ser independiente y tener a 10 o 15 minutos de paseo todos los centros y escuelas de yoga y meditación de la zona. Uno de ellos es el Tushita Meditation Centre, en le que además de cursos y retiros programados, hay sesiones de meditación guiada diarias (9:30 AM).
Además del archiconocido Tushita hay muchos centros para practicar yoga y meditación a diario. Uno de los que tenemos garantías y podemos recomendar además de Tushita es el Kashmir Shaivism School Of Yoga. En esta escuela imparten desde yoga para principiantes, hasta cursos avanzados de formación de profesores.
Para dar una orientación de los precios podemos poner el ejemplo de una semana de estancia en Jagatram Niwas, con cinco días de clases de una hora de yoga y meditación, y un masaje ayurvédico, también de una hora, puede salir por unos 350 € por persona, en habitación individual con desayuno diario.
Estoy muy contento por haber encontrado lo que venía buscando a Dharamashala. Espero que todo esta información os sirva de ayuda y si tenéis más preguntas me podéis escribir a través de lo comentarios de abajo.
Después de la plantación de cardamomo me invitaron a un nuevo resort en un parque natural a tan solo 22 kilómetros de donde estaba. El Ragamaya resort cumplió con creces la expectativas por el privilegiado lugar donde está situado.
Todas sus habitaciones, modernas y cómodas, tienen un balcón con una fantástica vista al parque natural Ponmudi, por el que pasa el río Panniar, donde pasar horas y horas contemplando como cambian los tonos y colores del cuadro que tienes delante.
El segundo día, como viene siendo buena costumbre, hicimos un paseo matutino que consistió en bajar hasta el lago. La vista muchas veces engaña y desde arriba no se aprecia realmente la altura a la que está el resort con respecto al lago, ni tampoco lo vertical que es la bajada.
Una vez abajo disfruté mucho con la soledad del paraje y la bonita luz de primera hora, con la que estuve jugando con los reflejos en en agua, hasta conseguir una espectacular simetría, que parece una cara o varias caras… Cada uno verá algo distinto, seguro.
Durante el paseo pudimos ver mucho pájaros, que elevaban el vuelo por encima del agua, en cuanto nos acercábamos a ellos.
La subida fue también muy divertida a través de la jungla y casi escalando en varias ocasiones, a través de grandes piedras y campos repletos de lemon grass. Una vez arriba dimos un paseo a través de pequeñas granjas, con sus huertos de tapioca y plataneras.
El Ragamaya resort es un buen sitio para perderse y disfrutar de la soledad en las montañas de Munnar, con un precioso escenario en frente.
Salí del Valparai muy pronto con mal tiempo en busca deuna preciosa casa rural en Munnar. Bajé el acantilado de curvas entre una espesa e incómoda niebla que no se aclaró hasta llegar a la base del lago. Unos 15 km más adelante giré a la derecha y otros 30 km después, volví a girar 45 grados a la derecha para ir de nuevo hacia el sur.
Lo primero que vi a mi derecha fue de nuevo los picos de Valparai todavía cubiertos por la nubes. Pero mi camino estaba al frente y despejado y lo primero que tenia por delante era el parque nacional de Chinnar.
El paisaje en Chinnar era seco, semi meseta, me recordó a África. Poco después la carretera se fue empinando y el paisaje pasa a ser más verde y tropical. El valle discurría entre dos parque nacionales, a mi izquierda al este el Anamudi Shola y a mi derecha, al oeste, el Eravikulam. Fantástica ruta de nuevo.
Subo por el precioso valle rodeado de campos de Té y cascadas. Y arriba me encuentro, al doblar la curva, el pico más alto del sur de India, el Anai Mudi, 2695 metros.
Disfruto de la bajada casi hasta Munnar sin motor y después de saludar a Mohan, salgo a través de otro precioso valle hacia el sureste, en busca de mi destino, el Neelakurunji Plantation Bungalow.
Y en una empinada y sinuosa pista con cemento y a través de los campos de cardamomo llegue al bungalow de Neelakurunji.
Al día siguiente dimos un precioso paseo a primera hora por los alrededores, terminando atravesando la plantación de Cardamomo, bajo el frescor de las plantas, sensación muy agradable.
Otro sitio más de diez para vivir una gran experiencia rural, con un trato familiar y una cocina excelente. Muchas gracias Prinil y Arun.
De Red Hills tuve que salir un día antes de mi previsión y no tenía nada atado. Acabe en una casa de huéspedes, unos 25 km en la dirección de la ruta del día siguiente, que sabía que era especial, por que me lo había dicho Pablo. Con el amanecer salí hacia el este por pequeñas carreteras entre valles y colinas de granjas y plantaciones de Té. Después subí un puerto de montaña increíble rodeado de plantaciones de Té, para luego girar hacia el oeste 45 grados y bajar sin motor una fantástica ladera con vistas de las montañas y los valles de los Western Ghats, con sus poblados de colores cerca de los picos.
Una vez abajo pasé por un pueblo fantasma con una presa y su central hidroeléctrica, para seguir bordeando y bajando barranco por un valle que de verde Pirineos pasaba a seco Almería. Abajo llegué a la barrera de la reserva de de Attappadi y después de registrar mi entrada seguí por una pista polvorienta de unos 10 km que me llevó hacia un nuevo valle, en el que el paisaje seco se convierte en tropical poco a poco, para empezar a ver campesinos y cruzarme con algún un auto rickshaw. Había llegado de nuevo a la civilización.
El paisaje se convierte en idílico llegando a la reserva nacional de Silent Valley, con sus picos al fondo durante kilómetros y kilómetros de curvas y preciosos arboles dando sombra.
Lo bueno termina poco después para hacer unos 70 km por carreteras con mucho tráfico, camiones y autobuses. Después en Pollachi, giré hacia el sur y después de largas rectas al fondo se ven los picos del Valparaiso que poco más tarde, dejando descansar a Five, tendré que hacer en una preciosa subida por un acantilado, por una buena carretera destino hacia el jardín de los dioses, mas que nada por el tamaño de estos.
Una vez arriba tuve el placer de alojarme en los bungalows de Stanmore, una de las plantaciones de Té más grandes de Valparai. Toda una experiencia de Sir y por supuesto con vistas a la fábrica para ver bien que todo está funcionando.
Al día siguiente dimos un paseo por la plantación y aquí sobran las palabras… Sigo buscando paraísos 🙂