El mapa del viaje al fin de mundo

El mapa del viaje al fin de mundo

Salir de viaje en busca de lo más auténtico de España es fácil si lo haces sobre una Royal Enfield. Una motocicleta que perdura en el tiempo. Algo como un Delorean de dos ruedas 🙂

Muchas gracias a Marta mi amor, que me deja escapar,
a Royal Enfield España por el pedazo de moto,
a mi madre y mi tía por el impulso,
a los que no me llamaron para pinchar en Alicante,
a Nico por la Go Pro, a Alvaro por el Nolan, a MIB por el equipo, a Little Fish por el arnés…
Muchas gracias a Pilar y Antonio por la semana de descanso en Laxe, a Pili y Alberto en Guada, a Sergio y Bea en Arganda.
Muchas Gracias a la concejala de tráfico de Santiago de Compostela y al guarda del puerto pesquero de A coruña.
Muchas Gracias a Intruder (Alicante), Motormanía (Oviedo), Autoavión (A Coruña), Motos Dakar (Salamanca) y a Royal Enfield Madrid. A todos los craks que os habéis prestado para la entrevista.
Muchas Gracias a Fran, Txispi, Juanjo, Francisco, Chochi loko, Nuria, Pablo, Jose Angel, Patricia y Javi y María.

Casas rurales:
Apartamentos Rurales Ciudad Encantada, Valdecabras, Cuenca.
Casa Ugarte, Ojacastro, La Rioja.
Hotel Rural Casa Cipriano, Sotres, Asturias.
Hotel El Coterin, Arenas de Cabrales, Asturias.
Casa de Cuento La Mallada, Ozuela, León.
Hotel Rural Laguna Del Villardon, Villarrín de Campos, Zamora.
Hotel Rural El Joyo, Poyales del Hoyo, Ávila.

Bares:
Restaurante El Barómetro, Luarca, Asturias (Bronce)
Restaurante La Sartén, A Coruña, Galicia (Plata)
Chigre L’Orbayu, Arenas de Cabrales, Asturias (Oro)

Los capítulos del viaje:

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La vuelta a Alicante por tres fantásticas casas rurales

La vuelta a Alicante por tres fantásticas casas rurales

Cuando haces un largo viaje con un objetivo concreto, conseguir éste es un momento de los grandes. Piensas en lo que ha costado y por dónde has pasado y que ya solo queda la vuelta. A priori da pereza, una vez cumplido el objetivo parece perder interés. Pero no, en cuanto sales a la carretera, vuelve esa emoción por llegar a ese sitio remoto y desconocido que has marcado en el mapa, como siguiente objetivo.

Así salí de Laxe en dirección a una casa rural en Ponferrada. Para evitar las autovías fui a Santiago para coger la N-547 hasta Palas de Rei para llegar a Monforte de Lemos por las carreteras regionales de Lugo. Lo más bonito fue el valle del río Miño, el cual crucé por el pueblo de Pesqueiras. En lo alto de Monforte, es su parador nacional, me comí el bocata y descansé un buen rato. El calor era intenso.

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Después continué pasando mucho calor por bonitos valles para llegar por la N-120 a Las Medulas y poco después a mi destino, la Casa Rural de cuento La Mallada, en Ozuela. Con la ayuda de google maps, me pasé un cruce y llegué por un sendero de cabras, de la montaña a la casa… como por el monte en lugar de por el valle, como las cabras… en el vídeo se ve todo 🙂

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Y allí pasé el resto de una tarde muy bonita, con baño en piscina de agua fresquita y toda la amabilidad de Nuria y Pablo, mis anfitriones, que fueron un encanto. Me dio tiempo a dar un paseo hasta el bosque y ver los castaños que abundan por estas tierras rojizas.

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La mañana siguiente, poco después de la salida del sol, Pablo me acompaño por una pista de 7 km para visitar un pueblo abandonado, con una bonita ermita que parece que siempre ha estado allí.

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Después del precioso paseo con Pablo y un buen café salí por la desierta e inútil N-VI hacia primero Astorga y luego Benavente. Carreteras vacías por rectas interminables de secano y pueblos fantasmas era lo que me quedaba para llegar a la Reserva Natural de las Lagunas de Villafáfila, un conocido lugar para los amantes de las aves, con diferentes observatorios en la zona.

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Y allí en medio de la reserva, en el pueblo de Villarrín de Campos, me estaba esperando mi casita rural, el Hotel Rural Laguna de Villardón. Un precioso pajar reformado y decorado con un arte excelente por su propietaria Patricia, la cual tuvo la amabilidad de acompañarme a la cercana ciudad de Zamora, para dar un paseo nocturno por su magnífico patrimonio arquitectónico.

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El día siguiente la Royal Enfield Battle Green me iba llevar hasta el sur de la Sierra de Gredos y para ello pasé de nuevo por Zamora y por la N-630 llegué hasta Salamanca y paré en Motos Dakar para un saludo con engrase de cadena 🙂
Después de pasar un rato muy ameno en el taller con Antonio y sus chicos, por la CL-510 y Alba de Tormes, llegué a Piedrahita.

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En la plaza del pueblo comí y descansé, creyendo que casi estaba todo hecho por hoy. No conocía la sierra de Gredos y los pocos kilómetros que me quedaban no me iban a sorprender… eso pensaba. Y que equivocado estaba, después de un café con hielo y resoplar varias veces, salí de Piedrahita directo hacia la montaña por la AV-932 en dirección del Parador de Gredos, como primer objetivo. La subida me iba emocionando más conforme discurría entre preciosas vistas y curvas muy divertidas. Al llegar arriba me quedé con la boca abierta al pasar el puerto de Peñanegra, con una altitud de 1909 metros y que comunica el Valle del Corneja con la sierra de Gredos, cruzando la sierra de Villafranca. Fueron más de 15 de preciosa bajada sin motor y sin cruzarme un solo coche.

Y a través de pueblos, Hoyos del Espino, Navarredonda de Gredos y San Martín del Pimpollar llegué a la N-502, al cruce del mesón el Fresquillo, que me hizo mucha gracia a más de 35 grados que estábamos. Continue hacia el sur para llegar al puerto del Pico y su calzada romana. Allí en el mirador me estuve dejando dar el aire y disfrutando de la vistas. Mi destino estaba muy cerca, pasado Arenas de San Pedro, en el pueblo de Poyales del Hoyo. La casa rural se llama Hotel Rural El Joyo, y es una gran finca al borde del precipicio del río que baja de la montaña. Un sitio perfecto para disfrutar de la sierra de Gredos.

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El penúltimo día de mi periplo, el día 18 de agosto, llegué a Madrid para hacer un par de visitas de trabajo y salir volando por la A-3 hasta Arganda de Rey, a disfrutar de lo lindo en la casita de campo del sospechoso, amigo del rock duro y otras delicias. Muchas gracias por tan maravillosa tarde noche.

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Y el viernes día 19 salí desde cerca de Arganda por carreteras nacionales y regionales, por un lugar de La Mancha, Quintanar del Orden, El Toboso, Pedro Muñoz, Socuéllamos, Munera… Para llegar a Hellín y ver como termina la meseta y empieza la sierra murciana, cosas que no se ven desde la autovía, aunque hayas pasado decenas de veces. Sobre las seis de la tarde llegué directo a la playa de San Juan, la tarde estaba divina, de esas en las que el mediterráneo es trasparente y después de ponerme el bañador…

Rías altas, bajas y el fin del mundo en motocicleta

Rías altas, bajas y el fin del mundo en motocicleta

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Recorrer la costa siempre me ha gustado y si es una como la de estas dos jornadas, mucho más. Siempre es muy atractivo buscar el cabo en el que se juntan las aguas de los mares y océanos. Allí suelen estar los faros con historias de marineros y pescadores que perduran en el tiempo.
Y con ese ánimo salí de Oviedo, después de hacer una parada en Motormanía para revisar la moto y saludar a Jose y Manolo. Cuando ésta estuvo lista decidí salir por la A-66 en busca de la salida de Luarca. Este trayecto de 100 km ha sido el más desagradable de todo el viaje, debido al intenso tráfico por esa auto-vía en plenas vacaciones de Agosto.

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En Luarca hice la parada del bocata en el restaurante El Barómetro. El cocinero es famoso por las paellas de pescado y es de Almería. Allí en su puerta conocí a dos representantes en viaje de negocios y estuvimos charlando sobre motos. Ellos recomendaron una última parada en Puerto de Vega.

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Y al caer la tarde llegué al primero de los faros de las rías altas que tenía previsto visitar, Estaca de Bares, el punto más septentrional de la península ibérica. La noche la pasé en el pueblo de Cariño, al otro lado de la ría y muy cerca del segundo de los faros, el cabo Ortegal. La leyenda cuenta que en tiempos remotos, por estas tierras solamente moraban un matrimonio de marineros con sus 10 hermosas hijas solteras. Las jóvenes, que conocían perfectamente todas las piedras y acantilados de la costa, encontraron un día a trece náufragos. Por supuesto, las jóvenes los ayudaron y los llevaron hacia casa, cuidándolos por una temporada en la que comenzaron a enamorarse los unos de los otros. Pero como los hombres era trece, tres de ellos sobraban, así que acordaron echar a suertes quién debía irse. Los tres perdedores marcharon apenados hacia sus tierras de origen, con el resquemor del amor perdido y, cuando fueron preguntados de dónde venían, contestaron al mismo tiempo: «De la villa de los amores, donde todo es cariño»

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Y allí estuve la mañana siguiente muy pronto disfrutando de la bonita luz del amanecer y el sitio tan especial en el que estaba. Poco después salí bordeando los acantilados por las pistas forestales hacia la garita de garita de Herbeira, a 620 metros sobre un mar. La construcción es del siglo XVIII y en cuanto llegué entre la niebla me sirvió de refugio, el viento más fuerte que recuerdo, que me empujaba con moto y todo.

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Después de disfrutar de carreteras solitarias a primera hora de la mañana en el parque natural de la Costa Ártabra, estas se llenaron a mediodía de coches llegando a las zonas de playas más turísticas como Valdoviño. Allí observe por primera vez en el viaje el fenómeno de las mareas en la costa del norte de España, que hacen que el paisaje sea distinto cada 12 horas.

 Luego paré a comer en Betanzos, junto al puente del río Mandeo, en el Bar O’pepe, un gran bocadillo de calamares gallegos. Poco después continué hasta A Coruña por Ferrol, llegando hasta la barrera del puerto pesquero, a donde llega el mejor marisco del mundo, seguro. El amable guarda de la autoridad portuaria me dejo pasar, levantando la barrera, para hacer unas fotos con la moto y los barcos pesqueros.
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Al caer la tarde llegué a mi destino Laxe. Y nada más salir el sol emprendí el último tramo hasta el fin del mundo, Fisnisterre.

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Un misil verde en los Picos de Europa

Un misil verde en los Picos de Europa

 

 

Un viaje siempre es muy emocionante, sales de tu rutina, cambias los hábitos, conoces gente diferente, creces como persona, sumando experiencia y conocimiento sobre los demás y tú mismo. Creo que la palabra felicidad debería ir acompañada siempre de la palabra emoción.

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Y muy muy emocionante fue la cuarta etapa del viaje al fin del mundo, que parte de Ojacastro, en La Rioja y termina en mi querida Asturias. Salgo de Ojacastro y en pocos kilómetros rodando hacia el norte llego hasta Santo Domingo de la Calzada, para girar hacia el oeste dirección Burgos por la N-120. A primera hora de la mañana me encuentro con decenas de peregrinos, a pie y en bici. Algunos muy cerca de la carretera, con mucho tráfico de camiones. En Burgos tomo la circunvalación, en dirección Aguilar del Campoo, por las nacionales N-623/627, para después coger la CL-626 dejando el embalse de Aguilar a la izquierda. La carretera empieza a ser preciosa, prometedora y la emoción va en aumento, llegando a Cervera de Pisuerga, con las vistas de su castillo arriba en la colina. Por la CL-627 voy adentrándome en el Parque Natural Fuentes Carrionas y Fuente Cobre, en dirección a Potes, con los Picos de Europa al fondo llamándome a gritos.

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La ruta en moto es fantástica, primero subiendo por un escenario rural con bonitas curvas y desfiladeros, para luego llegar al puerto de Piedrasluengas (1355 m), un paso de montaña entre la provincia de Palencia y Cantabria con un mirador de los Picos de Europa que ya están muy cerca.

 

Desde el paso empieza una bajada que hago sin motor, emocionado, disfrutando del aire puro de la montaña, de todo verde a mi alrededor y de los increíbles picos que asoman, cada vez que salgo al borde del valle. Dejo Potes a mano izquierda para coger la N-621 hacia Panes con un poco más de tráfico, muy cerca de la hora de comer. La carretera sigue siendo de ensueño para rodar con la Royal Enfield atravesando el desfiladero de la Hermida, que con sus 21 kilómetros de longitud, que hacen de este el más largo de España. Aquí veo allá arriba porqué se llaman a estas montañas los Picos de Europa.

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Y mi suerte era mi destino, el Chigre L’Orbayu, en Arenas de Cabrales, justo a la hora de comer medía de queso cabrales y un chorizo a la sidra, acompañado de una sidrina fresquita y la buena gente de este maravilloso pueblo de Asturias, entre los Picos y la costa del Cantábrico, con sus espectaculares playas.

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Y entonces, después de la sobremesa, lo mejor del día estaba por llegar. En Sotres me estaba esperando Juanjo en su magnifico hotel rural Casa Cipriano, punto de partida de expediciones al Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes, la roca mítica de los Picos.

http://www.casacipriano.com/es/index.html

Después de descargar alforjas y preguntar a los babas del lugar, vuelvo a subirme el la moto hacia el valle de las Moñetas en dirección Aliva y teleférico de Fuente D, una hermosa pista pedregosa entre los macizos Central y Oriental de los Picos de Europa. Entonces me cruzo con varios taxis 4×4 que bajan turistas por la morrena y a uno de ellos le pregunto si podré subir con la moto. Después de mirar mis neumáticos, los de casa, de carretera, me dice que si soy capaz de pasar las primeras rampas después de los invernales, las pista está hecha hasta Aliva y el teleférico.

No tenía dudas de que la Royal Enfield Battle Green, en primera marcha era capaz de eso y mucho más… Sobran las palabras, sólo quedan para hablar con las vacas y las cabras. Momento único, emoción al por mayor para meses en el deposito de gasolina 🙂

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