Hechizo tropical en Paraty, Brasil

Hechizo tropical en Paraty, Brasil

Desde Río de Janeiro tomamos un bus por la ruta 101 hacia el sur. Paraty «Río de peces» es una de la ciudades más antiguas con capillas en Sudamérica. La ciudad fue poblada entre 1533 y 1560 por colonos portugueses en los territorios de los indios guaraníes.

La ruta del oro de Paraty

En 1696 se descubrieron las minas de oro más ricas conocidas en las montañas de Minas Gerais. Paraty se convirtió en un puerto de salida de oro a Río de Janeiro y de allí hacia Portugal. La fiebre del oro provocó la construcción del «Caminho do Ouro», 1200 kms, pavimentado en áreas empinadas con grandes piedras, que unía a Paraty con Diamantina en Minas Gerais.  Los pitaras y el final del filón provocaron el declive de Paraty.

El pueblo es muy parecido a lugares coloniales del sur de India. Las iglesias, los tejados de las casas con sus colores, los ríos, las montañas con sus morros y la frondosa vegetación tropical. El centro histórico es patrimonio de la Unesco. Las calles son anchas sobre todos las perpendiculares a la costa. El empedrado es muy rustico con grandes cantos rodados en los cuales caminar con chanclas es complicado.

La oferta gastronómica es atractiva con diversos sitios con terrazas sin posibilidad de aburrirse solo observando el transito. Durante los días de final de año eramos muchos de vacaciones. La cerveja siempre dentro de un termo para mantenerla fresquita, un lujo.

Excursión al Saco do Mamanguá

Hay varios paseos en barco que te llevan a diferentes playas del litoral. Nosotros elegimos una lancha fueraborda para 14 personas y nos fuimos a recorrer durante todo el día las playas del Saco do Mamanguá. Una entrada del mar, como un fiordo, de 8 km de largo y dos de ancho entre montañas. El Saco está en el Área de Proteção Ambiental de Cairuçu.

El morro que aparece en esta foto es el Pan de Azucar de Paraty y días más tarde hicimos otra excursión subiendo desde la playa. Las casa son construcciones anteriores a la declaración de reserva. La mayoría son para turistas pero también hay un camping en la playa del Pão de Açucar.

Hostel Radical Adventure

Después de un par de días en el pueblo nos fuimos hacia el sur hasta el pueblo de Patrimonio, dentro de Área de Proteção Ambiental de Cairuçu. Desde hay sale la carretera que va a la popular playa de Trindade. Tomando el sentido opuesto, subiendo tres kilómetros muy empinados, está el Hostel Radical Adventure. Un oasis para soñadores, amantes de la naturaleza, nómadas, viajeros, músicos, caminantes, deportistas, poetas, fotógrafos y aventureros. O simplemente para alguien que quiera descansar en su casa en plena jungla brasileña, a un paseo de preciosas playas tropicales.

Sebastián tiene rodeando parte del recinto un huerta orgánica y es un excelente chef trabajando con su propio producto. Allí he comido la hamburguesa más rica que recuerdo en mucho tiempo. Los desayunos deliciosos, que momento! Con jugos de frutas tropicales, cremas con especias, quesos, tortillas y tartas caseras, para empezar el día a tope!

En el hostel se organizan excursiones a diario con los huéspedes en jeeps 4×4. Nada más llegar nos apuntamos a la primera, un paseo por la jungla hasta una cascada y por la tarde a la playa de Camburi.

Conforme iban pasando los días más apreciábamos el sitio en el que estábamos. Si hacía calor teníamos una piscina natural con pozas bajando al río. Solo salir a pasear, leer un libro o contemplar la vistas era suficiente para descansar y encontrar esa paz que solo es posible en lugar como este.

Otra de las excursiones que hicimos fue hasta la Praia do Sono, a la cual solo se puede llegar caminando por la jungla o por el mar.

Excursión al Pan de Azucar

Pero la gran excursión nos llevo de nuevo al Saco do Mamanguá, pero esta vez navegando desde Paraty Mirim. Allí nos dijeron que está la capilla más antigua de América. Subir el Pan de Azucar era motivo más que suficiente junto volver a tomar un coco delicioso en una bonita playa tropical.

Si deseas hacer un viaje auténtico y te quedan cuestiones por resolver, no dudes en contactarme. Estaré encantado de contarte todos los detalles.

En la categoría de Estancias únicas tienes muchas más opciones, plantaciones tropicales, refugios frente a un glaciar, castillos y palacios en desiertos y oasis, en una playa privada de ensueño…

Están seleccionadas con el rigor de haber estado allí, una o más veces. Muchas de ellas en India y España, ahora también en Argentina, Uruguay, Chile, Perú, Colombia y Brasil.

Tu casa mansión en Ipanema

Tu casa mansión en Ipanema

Aún siendo una gran ciudad de más de siete millones de habitantes, Río de Janeiro es la Cidade Maravilhosa. El mar, las playas, los morros, la bahía y el lago Rodrigo de Freitas, forman un entorno único.

Si te gusta la música y la cerveja freesquina puedes tener el problema de no querer irte nunca, sobre todo si estas en tu casa.

L´homme de Río de Janeiro, el hotel

Como siempre vamos buscando alojamientos hechos con el corazón y con personalidad propia. Y seguimos acertando de pleno. L´homme de Río es nuestra mansión en Ipanema. Porque así es, te sientes como en casa en una preciosa mansión rodeada de jardines tropicales. Arriba tiene una piscina con vistas hacia Ipanema y Copacabana. La situación es espectacular y se llega desde la playa de Ipanema en 10 minutos caminando.

Está en la calle St. Romain que va al morro de favelas de Ipanema. Ves el trasiego de vendedores ambulantes de la playa bajando por la mañana y subiendo por la tarde. Durante todo el día la vista se te va a las casas amontonadas en la colina de diferentes colores. Haz click aquí para ver las fotos del hotel L´homme de Río.

El hombre de Río es una película francesa de Jean-Paul Belmondo dirigida por Philippe de Broca. En el precioso salón de la casa hay un enorme cartel de esta película. Cuenta con una gran terraza en la parte delantera con vistas a las favelas y las playas de Copacabana e Ipanema. La parte de atrás es un precioso jardín donde se desayuna escuchando los pájaros.

El precio me parece muy correcto. 75 € la habitación doble con terraza con vistas. Está es la más económica, hay dos categorías superiores en la parte que tiene la piscina arriba. Solo son 10 habitaciones, es raro cruzar un huésped. Solo la perrita Nina altera la paz y tranquilidad del sitio.

Ipanema y su playa

La chica de Ipanema, Garota de Ipanema, es una tema de bossa nova compuesto en 1962. Mi melodía en el subconsciente aquellos días.

El barrio es digno de conocer paseando entre sus elegantes calles. Los frondosos árboles hacen de estas túneles de sombra que ayudan a combatir el clima tropical. Todo tiene carácter y personalidad. El zapatero de la esquina, los kioscos, las terrazas de los barres locales con personas variopintas, todos en chanclas havaianas y bermudas, tomando mucha cerveza. Las boutiques de moda y todo tipo de tiendas de lujo, entre droguerías 24 horas con todo tipo de remedios.

Los restaurantes son pintorescos y un día almorzamos una riquísima moqueca de peixe en un lugar mítico. El Restaurante e Bar Garota de Ipanema es parte de historia de la bossa nova.

Desde un balcón, los amigos Vinicius de Moraes y Tom Jobim vieron a Helô Pinheiro en su dulce andar hacia la playa y compusieron el éxito internacional que finalmente cambió el nombre al entonces Bar Veloso.

La leyenda inspira la decoración de la sala y su ambiente relajado.

La arena de la playa es fina y dorada. El mar es azul y rabioso, especialmente en Ipanema en donde se juntan los surfers que bajan a la playa descalzos con sus tablas. Además en la playa se agrupan tribus entorno a los puestos de socorro y las barracas, los chiringuitos. Todos los que hay sobre la arena son desmontables y no hay mesas ni sillas. Alquilas las sillas y la sombrilla y compras las bebidas. Pero es difícil porque por la playa están los vendedores ambulantes continuamente ofreciendo comida y bebida. Probé el queijo coalho (queso fresco a la brasa con especias preparado al momento en un pequeño hornillo). También los espetos de camarones frescos con un chorrito de lima estaban deliciosos.

La noche carioca

Disfrutamos de la música en vivo las tres noches que estuvimos en Río. La primera en la playa de Copacabana en Beco das Garrafas. El nombre dado a un callejón sin salida de la calle Duvivier, que ha sido sede de varios clubes nocturnos desde la década de 1950 y 1960. Esa noche actuó una banda de Samba jazz con trompeta y saxo. La sala de Bottles Bar es pequeña y muy acogedora. La calidad de acústica es muy buena. Disfrutamos mucho.

La segunda nos fuimos a conocer las escaleras y los arcos de Lapa, en el centro de la ciudad. Allí tomamos unas croquetas de pescado. Después entramos en el Bar Carioca da Gema a ver una banda de samba. Nos pegamos unos bailes y toqué el bombo. La tercera volvimos a Copacabana a ver un dúo de bossa nova, guitarrista y cantante. Despedida perfecta de Río de Janeiro y hasta luego!!