Sur de India en moto, finales de noviembre 2016

Al volver de mi viaje en solitario prometí a Marta hacer el mismo viaje en moto con ella por el sur de India. La promesa se cumplió a los 18 meses.

Llevábamos más de un mes encima de la moto y algunos días de descanso en Goa. Habíamos cruzado el Himalaya por el valle de Spiti y parte del centro de India para conocer las cuevas de Ajanta y Ellora y la ciudad mágica de Hampi. Estábamos en el sur de India, encantados con las plantaciones, los parques naturales, los animales y la gente tropical.

Los hoteles de la ruta!! Qué lugares maravillosos y auténticos!

Alojamientos o estancias únicas que forman parte de la magia y el encanto de un viaje de ensueño. Algunos de ellos a los que sé que volveré 🙂

Una historia del sur de India

Pero volviendo al principio. Una historia del sur de India fue llegar a Valparai en Tamil-Nadu. Un pueblo de montaña situado a mil quinientos metros rodeado de plantaciones de té y de reservas naturales de tigres.

Todavía de noche salimos de madrugada desde cerca de Coonoor, Tamil Nadu. La ruta que que nos esperaba era magnífica bajando la montaña por la Reserva Forestal Attappadi. Pero una paliza de moto. Del fresco pasamos al calor sofocante al llegar a Mannarkad. El termómetro de la moto echaba humo. Se me encendió el testigo de service pero la moto iba bien. Paramos en una gasolinera para descansar y dejar respirar la moto. En Pollachi solo 20 km más adelante hay un taller oficial Royal Enfield. Los amables chicos reiniciaron la compu y me dijeron que fuese tranquilo, estaba todo bien en la moto. Aún quedaban 65 km de subida a Valparai.

Valparai, Tamil-Nadu, India.

Esos últimos kilómetros del día fueron muy bonitos, con muchas curvas y bellos paisajes de montaña. Estábamos cansados pero había merecido la pena llegar a un lugar único, lejos de las rutas turísticas habituales.

Briar Tea Bungalows

Estancia única en Valparai, Tamil-Nadu, India.

Descansamos un día de ruta y lo dedicamos a recorrer las plantaciones de té. Estuvimos viendo a los jornaleros recolectar el té paseando por un precioso jardín sin fin. Al volver al pueblo por la tarde era la hora de la salida del cole. Paramos en la pequeña estación de autobuses para hacer fotos y esto es lo que pasó 🙂

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