Colonia de Sacramento.

El salto del Río de la Plata.

Una de las escapadas de moda  de la ciudad porteña es cruzar el Río de la Plata hasta Uruguay. Una travesía fluvial de unos 90 minutos en la que siempre hay tierra a la vista.

Colonia, un pueblo anclado en el pasado.

La parte histórica está en el cabo que forman las puntas de San Pedro y Santa Rita. El legado de ultramar se debe a la influencia portuguesa y española. El casco antiguo es Patrimonio de la Humanidad desde 1995. La punta de San Pedro tiene un faro construido en 1857, con una altura de 34 metros. Las huellas militares todavía están presentes en este importante enclave del río más ancho del mundo.



Las calles son de piedra así como varias de las vetustas casas con puertas de madera carcomida. Las vigorosas enredaderas trepando los muros imperfectos son muy abundantes. Los grandes árboles cobijan con buenas sombras. El paseo deambula entre preciosos rincones y jardines que trasladan a otra época. Colonia conserva ese reflejo del pasado.

San Pedro, la estancia rural.

A menos de 20 kilómetros del muelle de Colonia está San Pedro. Entre campos verdes y amarillos, al abrigo de un frondoso bosque, se encuentra la Estancia San Pedro. Muy cerca del Río de la Plata y sus aguas marrones.

Un lugar más que auténtico donde el sosiego es la seña de identidad. Ideal para descansar, para bajar el ritmo que atosiga el día a día de la moderna ciudad. Contemplar el atardecer con el tapiz de fondo del «skyline» de Buenos Aires es un momento para una interesante reflexión.

La finca está a 10 minutos de paseo de la playa rodeada de campos de trigo y pasto. San Pedro es una zona rural, muy tranquila. Un lugar para disfrutar de la naturaleza. Perfecto para cargar energía positiva descansando a la sombra de un árbol. Ideal para mover el cuerpo paseando en la playa. Espectacular para andar respirando profundo aire puro.